viernes, 8 de julio de 2022

EL CURRÍCULO EN LA ESCUELA PRODUCTIVA II*

 Por Daniel Quineche Meza

Componentes del currículo escolar

 Los componentes más significativos del currículo en las escuelas son:

  •         El perfil educativo
  •         Los objetivos
  •         Los contenidos
  •         Las actividades de aprendizaje.

 El perfil educativo resume la utopía de todo proyecto educativo; como tal ejerce la función de motor de este y de eje integrador de todos los demás elementos del currículo.

La escuela productiva será una educación posibilitadora del proceso de transformación social en la medida que sea capaz de forjar a los hijos del pueblo como hombres nuevos, con identidad y conciencia de clase, conductores del cambio social y productores del nuevo orden social.

Por ello, la escuela productiva debe tener muy clara la imagen de ese hombre posibilitador del cambio social a cuya forja debe entregarse el docente mediante el trabajo curricular.

La escuela productiva concibe los objetivos como los procesos y productos que lograr los educandos en el proceso general de aprender a trasformar la realidad. Tales procesos y productos son las respuestas a los problemas que se generan al no poder satisfacer las necesidades y aspiraciones de la población. 

Los objetivos no se conciben como deducciones pedagógico-formales del perfil educativo sino como el punto de concreción a nivel de unidades de aprendizaje, entre lo planteado en el perfil educativo (el debe ser) y los avances que se logran en cada de las líneas de acción educativa (el es)

Figura 1. Los objetivos se conciben como el punto de concreción entre el “debe ser” y el “es”.

La escuela productiva concibe los contenidos curriculares como los saberes válidos que el estudiante aprende.

El saber válido es el conjunto de habilidades y destrezas motrices e intelectuales, actitudes, valores, y conocimientos que permiten enfrentar, entender y resolver los problemas que la realidad natural y social plantean.

El saber válido se genera cuando se contrastan el saber popular y el saber académico en la búsqueda de resolver problemas que la vida cotidiana plantea:

  •          ¿Con qué nos alimentamos?
  •         ¿Para qué nos alimentamos?
  •         ¿Nos estamos alimentando bien?
  •         ¿Por qué nos alimentamos mal?
  •         ¿Cómo nos alimentamos mejor?
  •         ¿Qué y cómo podemos producir nuestros alimentos?
  •         ¿Cómo conservar nuestros alimentos?
  •         ¿Cómo curar nuestras enfermedades?
  •        ¿Cómo conservar nuestros suelos?
  •         ¿Por qué somo pobres?
  •         ¿Por qué nos marginan?
  •         ¿Por qué tenemos que olvidar nuestra lengua materna?
  •        ¿Por qué nuestros productos suben y bajan de precio?
  •          ¿Por qué los “señores” no son pobres?

La escuela productiva concibe las actividades de aprendizaje como las acciones que realizan los educandos en el proceso general de aprender resolviendo problemas.

Las actividades de aprendizaje hacen posible que los educandos pongan en juego todos los componentes de su ser y que éstos aprendan los saberes válidos.

Las actividades de aprendizaje pueden ordenarse, definiendo así una estrategia didáctica.

Se deben diseñar estrategias que conecten las actividades cotidianas con las actividades escolares. Pero lo fundamental es que los actores educativos creen sus propias estrategias en función de las condiciones reales en que ocurre el hecho educativo.

Figura 2. Los contenidos se conciben como los saberes válidos, síntesis de los saberes populares y los saberes académicos.

Bases teóricas para diseñar el currículo en la escuela productiva

Las bases que se consignan no son en absoluto un intento de inventariar las posibles aportaciones de las diversas ciencias humanas. Se trata más bien de una selección y, como tal, incompleta. La selección no sólo afecta al volumen de las aportaciones potenciales sino también a su orientación.

Los principios básicos que se relievan no son prescripciones educativas en sentido estricto, sino más bien ideas-fuerza que impregnan todo el currículo y que se reflejan en la manera de concretar sus componentes, en las decisiones relativas a su estructura formal y en las actuaciones que su desarrollo y utilización exigen.

a)      La escuela productiva considera que lo que un educando es capaz de hacer y de aprender en un momento determinado, como expresión de su grado de desarrollo personal, depende tanto de su nivel de competencia cognitiva (nivel de desarrollo operativo) en que se encuentra [4], como de los conocimientos que ha podido construir en sus experiencias previas de aprendizaje [5].

Cada nueva experiencia de aprendizaje deberá plantearse a partir del reconocimiento del nivel de desarrollo operativo (sensorio-motor, intuitivo, operativo concreto u operativo formal) y de los conocimientos previos pertinentes.

b)      La escuela productiva considera que los conocimientos previos pertinentes con los que el educando inicia su participación en la escuela constituyen esquemas de conocimientos que conforman su estructura cognoscitiva [6]. Estos conocimientos previos pueden ser el resultado de experiencias educativas anteriores, escolares o no escolares, o de aprendizajes espontáneos. Un esquema de conocimientos puede ser más o menos rico en elementos y relaciones, poseer un mayor o menor grado de organización y de coherencia interna y ser más o menos válido.

Los diferentes esquemas de conocimiento pueden mantener entre sí relaciones de extensión y complejidad diversa. Estos esquemas de conocimientos no son estáticos, están sometidos a revisión, enriquecimiento, diferenciación, construcción y coordinación progresiva. Por ello, los aprendizajes escolares están condicionados, pero a su vez, condicionan la modificación de esos esquemas de conocimientos previos del educando.

c)      La escuela productiva considera que, si el nuevo material de aprendizaje se relaciona de forma sustantiva y no arbitraria con lo que el educando ya sabe, es decir, si es asimilado a su estructura cognoscitiva, estamos en presencia de un aprendizaje significativo [7]; si, por el contrario, esta relación no se establece, estamos en presencia de un aprendizaje memorístico, repetitivo o mecánico.

Mediante la realización de aprendizajes significativos, el educando construye la realidad, atribuyéndole significados. La educación escolar influye más sobre el desarrollo personal del educando cuanto más significados les ayuda a construir. El aprendizaje será significativo si se cumplen dos condiciones: que el contenido sea potencialmente significativo (lógico y psicológico) y que el educando debe estar motivado para relacionarlo con lo que ya sabe.

Todo nuevo contenido de aprendizaje debe ser potencialmente significativo y lo suficientemente motivador.

d)      La escuela productiva considera que lo aprendido es funcional cuando puede ser efectivamente utilizado en las circunstancias que se encuentra el educando y que sí de lo exijan.

e)      La escuela productiva considera que en el aprendizaje escolar es de suma importancia la adquisición de estrategias cognitivas de exploración y de descubrimiento, así como de planificación y de regulación de la propia actividad, es decir, aprender a aprender.

Aprender a aprender equivale a ser capaz de realizar aprendizajes significativos por sí solo en una amplia gama de situaciones y de circunstancias. La adquisición de los procesos o estrategias que subyacen al objetivo de aprender a aprender no se contraponen a la adquisición de otros contenidos (hechos, conceptos, valores o actitudes) Estas estrategias, una vez adquiridas, quedan integradas en la estructura cognitiva del alumno, y su significatividad y funcionalidad dependen de la riqueza de esta, de los elementos que la configuran y de la red de relaciones que los conecta.

Esta consideración obliga a reconsiderar el papel que se atribuye a la memoria en el aprendizaje escolar. Conviene distinguir la memoria mecánica, casi siempre de escaso interés para el aprendizaje significativo, de la memoria comprensiva, que es, por el contrario, un ingrediente fundamental del mismo. La memoria no es sólo el recuerdo de lo aprendido, sino el punto de partida para realizar nuevos aprendizajes. Cuanto más rica sea la estructura cognoscitiva del educando -en elementos y en relaciones, mayor será la probabilidad de que pueda construir significados nuevos, es decir, mayor será su capacidad para realizar aprendizajes significativos por sí solo.

f)       La escuela productiva considera que en el aprendizaje escolar, la actividad constructiva del educando no es una actividad individual sino parte de una actividad interpersonal que la incluye. La actividad cognitiva del educando que está en la base del proceso de construcción y modificación de esquemas de conocimiento se inscribe de hecho en el marco de una interacción o interactividad, en primera instancia profesor-alumno, pero también alumno-alumno.

El proceso mediante el cual se produce el aprendizaje significativo requiere una intensa actividad por parte del educando, que debe establecer relaciones entre el nuevo contenido y sus esquemas de conocimiento; juzgar y decidir la mayor o menor pertinencia de éstos; matizarlos, reformularlos, ampliarlos o diferenciarlo en función de lo aprendido, etc. Esta actividad es de naturaleza interna y no debe identificarse con la simple manipulación o exploración de objetos y de situaciones; este último tipo de actividad es sólo uno de los medios que pueden utilizarse en la educación escolar para estimular la actividad cognitiva interna directamente implicada en el aprendizaje significativo. 

Sin embargo, conviene diferenciar entre lo que el alumno es capaz de hacer y de aprender por sí solo y lo que es capaz de hacer y de aprender con el concurso de otras personas, observándolas, imitándolas, atendiendo a sus explicaciones, siguiendo sus instrucciones o colaborando con ellas. La distancia entre estos dos puntos, que Vygotsky llama zona de desarrollo próximo, el nivel de desarrollo efectivo y el nivel de desarrollo potencial, delimita el margen de incidencia de la acción educativa.

El nivel de desarrollo efectivo condiciona los posibles aprendizajes que el alumno puede realizar gracias a la enseñanza, pero ésta, a su vez, puede llegar a modificar el nivel de desarrollo efectivo mediante los aprendizajes significativos que promueve. La educación escolar debe partir del nivel de desarrollo efectivo del educando, pero no para acomodarse a él, sino para hacerlo progresar a través de su zona de desarrollo próximo, para ampliarla y para generar eventualmente nuevas zonas de desarrollo próximo.

El conjunto del quehacer educativo busca en lo inmediato promover aprendizajes en los educandos.

g)      En la escuela productiva los aprendizajes se plantean ligados a la vida cotidiana del “espacio social” (sujeto, comunidad) y del “espacio geográfico” (geografía local)

En cada espacio hay dialéctica cotidiana entre el hombre y la naturaleza y entre los mismos hombres. Esta dialéctica se ejerce día a día y da origen a la lucha por la vida en una comunidad. La escuela debe plantearse como una continuidad en esa vida; es decir, como una actividad que retoma -a otro nivel- la práctica cotidiana de las personas. No se trata entonces de una simple continuidad, sino que ésta asume el rasgo de didáctica porque recrea la realidad cotidiana.

Por tanto, las acciones educativas deben considerar:

·         Su nexo de continuidad con esa realidad (de la sociedad y de la naturaleza)

·         Su aporte para comprender y transformar esa realidad. 

h)      En el mundo andino se percibe dos formas de aprehender la realidad. La primera, fruto de la tradición epistemológica greco-cristiana, occidental, que privilegia especialmente lo “personal”, lo “privado”, lo “mío”. Esta forma está presente y actúa portada por el español y por la ideología occidental. La segunda, fruto de la tradición epistemológica quechua y aymara, que privilegia la “alteridad”, de la cual se deriva la tendencia a subrayar la “comunidad”, lo “nuestro”, el “otro”. Esta forma es portada por el quechua y el aymara y constituye la base de lo que se denomina la ideología andina.

En la realidad andina se hallan presente ambas actitudes epistemológicas en una mezcla difícil de separar en cada caso, pero claramente perceptibles, tanto en la teoría como en las prácticas sociales. En las zonas más rurales, la segunda tiene una predominancia innegable. En las zonas más expuestas al mestizaje cultural, especialmente en las ciudades, la influencia de la primera es notable. Pero, aún así, en ambas se aprecia un cierto sabor “comunitario” que es fundamental para entender la realidad peruana, tanto rural como urbana.

La escuela productiva considera que no puede comenzar imponiendo una actitud epistemológica que ha ocasionado una “desubicación existencial” seria para las sociedades andinas, atentando contra la identidad cultural de un pueblo, en nombre de la “cultura universal”. La escuela productiva construye su currículo reflexionando sobre las teorías y prácticas sociales que se dan en las comunidades rurales y urbanas desde una perspectiva andina, contrastándola con la perspectiva occidental.

NOTAS

[4] Piaget, J. (1985). Seis estudios de psicología. Planeta. México. p. 18.

[5] Ausubel, D. (1983). Psicología educacional. Un punto de vista cognitivo. México. Trillas

[6] Coll, C. (1983). Psicología genética y aprendizajes escolares. Madrid. Siglo XXI.

[7] Ausubel, D. (1983). Psicología educacional. Un punto de vista cognitivo. México. Trillas.

Artículo publicado en Escuela de Trabajo. Escuela productiva. Instituto de Pedagogía Popular. Lima. 1991. p. 133-164.




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