martes, 26 de julio de 2022

APRENDES O …

 Daniel Quineche Meza

Lima, 25 de julio de 2022

En los primeros años de la Primaria me sentía bien como un alumno regular pues así lo consideraba mi maestra. En cuarto año, la novedad fue que los alumnos eran clasificados según su rendimiento en los exámenes. El aula se dividía en cuatro grupos: El grupo A de excelencia, el grupo B de los buenos, el grupo C de los regulares y el grupo D de los peores. Cada bimestre el maestro hacía la clasificación y los alumnos se distribuían entre los cuatro grupos. Ese año me di cuenta de que tenía cierto potencial para los estudios y así en el primer semestre ocupé la tercera carpeta del grupo A, sitial que pude mantener durante todo el año escolar.

Sin embargo, ese cuarto año fue también el de una experiencia traumática. Imperaba la ley fáctica de “la letra con sangre entra”. El maestro tenía una vara, de palo de escoba, de unos 30 cm, con la que castigaba en la palma de las manos cuando no se respondía adecuadamente a sus preguntas o no se hacían los ejercicios o tareas que mandaba. Los que incurríamos en falta, formados en columna recibíamos el castigo que merecíamos. Algunos terminábamos con las manos moradas y presto nos íbamos al baño a ponerlas sobre la lozas húmedas y frías en busca de un alivio. Si alguno se quejaba a sus padres, éstos se acercaban donde el maestro y le pedían que lo castigara más para que aprendiera a ser responsable y un buen estudiante.

El quinto año fue distinto. La ley de “la letra con sangre entra” empezó a declinar, aunque la prohibición definitiva del uso del castigo físico contra los niños, niñas y adolescentes, recién se estableció en el país en el 2015 por ley N° 30403). El nuevo maestro cambió el trato a los estudiantes, mostrando mayor preocupación por aquellos que tenían más dificultades para aprender. Promovió relaciones de solidaridad entre todos los compañeros del aula, sobre todo cuando salían a trabajos de estudio en el campo. La playa, la campiña, el parque infantil y el campo deportivo fueron otros escenarios donde se podía aprender muchas cosas, además de permitirnos el cultivo de muchas amistades que aún perduran en las décadas posteriores. 



LA ESCUELA, LA NUEVA CASA

 Daniel Quineche Meza

Lima, 18 de julio de 2022

Esta etapa de mi vida escolar se desarrolló bajo las orientaciones y correcciones de la maestra la señorita Luna (primero y segundo año), quien luego fue reemplazada por la señorita Acosta, que concluyó el segundo año y se hizo cargo del tercer año. Para el cuarto año, tomó la batuta el maestro José Salcedo Alegría; y el quinto estuvo a cargo del maestro Montes.

El aula se conmovió con la ausencia de la maestra por enfermedad, pero se convulsionó más con la llegada de la maestra reemplazante; pues su falda entubada y por encima de la rodilla nos volvió viscos a todos. Se comprenderá esta reacción porque en esos tiempos había escuelas para varones y escuelas para mujeres. En la Escuela Primaria Prevocacional 446 sólo estudiaban varones.

El local de esta escuela era en realidad una vivienda (Jr. Bolognesi), cuyos ambientes se habían convertido en aulas. Así, el aula del segundo año era el atrio central de la casa al cual se abrían las puertas de las otras aulas y era el paso obligado de todos para ir al patio a la hora del recreo. Las carpetas eran tan largas que cabían tres alumnos en cada una, dispuestas en cinco columnas y seis filas. Como la maestra no podía circular libremente entre las columnas, para llamar la atención se valía de una regla de madera bastante larga, unos dos metros, con la que alcanzaba a tocar el hombro del alumno inquieto.

Con el aumento de la matrícula en esta escuela, se habilitó un nuevo local, otra casa (Jr. Alfonso Ugarte). La sala principal de ella, bastante grande y larga, se convirtió en el aula de cuarto año y, al año siguiente, en la de quinto año. La novedad fue descubrir que no había patio para el recreo. Una nota curiosa fue que en ella también vivía el maestro, quién luego se trasladó a otra casa que también se habilitó para esta escuela (Av. 28 de julio), el tercer local.

En 1972, a esta escuela se le asignó un nuevo número, el 20318. Dos años después con los aportes de los padres de familia y el apoyo de la comunidad huachana, se adquirió un terreno en la Av. Mercedes Indacochea, donde poco a poco se ha construido un local escolar más adecuado a la función que cumple. 

Esta escuela fue creada en 1876 y empezó a funcionar es esa casa del Jr. Bolognesi. Después de un siglo la escuela cuenta con un local escolar auténtico.


EL EXAMEN: MI PRIMERA EXPERIENCIA CON LA ESCUELA PÚBLICA

 Daniel Quineche Meza

Lima, 10 de julio de 2022

El ingreso a la Primaria empieza con el acto de la matrícula. Cerca de mi casa existía la Escuela Primaria Prevocacional N° 446, más conocida como “Macnamara” (José Antonio Macnamara fue un destacado preceptor de Huacho). En 1957, el estado peruano oficializó la etapa escolar de Transición; por lo que, cuando mi madre se acercó a matricularme se dio con la sorpresa de que se pidiera una constancia de que había hecho la transición en una escuela pública. Como ese no era mi caso, ella pidió entrevistarse con el director de la escuela, el maestro Juan Francisco Vega y Vega; el cual accedió, pero al final de la jornada.

Desconozco los pormenores de dicha entrevista, pero de lo que sí puedo dar fe es que el director para aceptar mi matrícula había puesto como condición que debería pasar por un examen. A primera hora del día siguiente el director, en su oficina, procedió a hacer el examen. Este consistió en la lectura de un texto corto en voz alta, la escritura de una oración y el cálculo de sumas y restas. No recuerdo si lo hice bien o mal, el resultado fue que el director aceptó matricularme en el primer año de Primaria. Había empezado mi vida escolar. La Primaria me recibía después de un examen. Aprobar el examen, más adelante evolucionaría a evaluación, aparecía como la meta a lograr bimestre a bimestre, año a año. Pero, no sólo sería meta, también marcaría el día a día de estudiar para los exámenes. Los que no lo aprobaban, “jalaban”, repetían el año. Mi nuevo horizonte se extendió a los próximos cinco años que duraba la primaria.


miércoles, 13 de julio de 2022

EL CURRÍCULO EN LA ECUELA PRODUCTIVA III*

 Por Daniel Quineche Meza

Principios metodológicos que orientan el trabajo curricular en la escuela productiva

En términos generales la escuela productiva asume los procesos y medios metodológicos de la educación popular.

Algunos elementos relevantes son:

a)      Escuela productiva y participación-control de los sujetos.

La escuela productiva considera que la tarea educativa no es responsabilidad exclusiva del maestro.

Asume que los educandos, padres de familia, comunidad y organizaciones populares de base juntamente con los docentes deben comprometerse en los diversos procesos del quehacer educacional.

Esto plantea definir de qué manera participan y controlan en cada momento. O mejor dicho, de qué manera nos organizamos y distribuimos las tareas de acuerdo a las características y posibilidades de cada grupo.


b) Escuela productiva y diagnóstico situacional

La escuela productiva considera que la escuela debe estar enraizada en su entorno y que la acción educativa debe partir de la realidad y retornar a ella transformándola o, mejor dicho, para contribuir a transformarla.

Esto quiere decir, que las experiencias de aprendizaje deben generarse en la práctica social consciente de resolver problemas concretos de la realidad donde viven y actúan los educandos.

Los problemas deben entenderse como la distancia que existe entre las necesidades y aspiraciones de un grupo social y las condiciones objetivas de la realidad para atenderlas y satisfacerlas.

La identificación de estos problemas debe ser el punto de partida del trabajo curricular. Los problemas se identifican y analizan mediante el diagnóstico educacional.

En la escuela productiva el diagnóstico educacional permite hacer una lectura comprensiva, sistemática y crítica de la realidad local, regional y nacional. El diagnóstico debe realizarse anualmente, es recomendable que se ejecute entre septiembre y octubre de cada año.

El diagnóstico sirve para definir con claridad y precisión los problemas más significativos de la realidad, particularmente, de la realidad local (dimensión objetiva)

Además, sirve para caracterizar los intereses y aspiraciones (motivaciones) de los sujetos de la educación, particularmente, de los educandos (dimensión subjetiva) La confrontación de estos dos aportes del diagnóstico debe servir para definir los temas motivadores o generadores que dinamizarán los aprendizajes a nivel de las unidades de aprendizaje.

Figura 3. El diagnóstico sirve para definir con claridad y precisión los problemas más significativos de la realidad, particularmente, de la realidad local (dimensión objetiva)


c) Escuela Productiva y el nexo producción-aprendizaje

El currículo en la escuela productiva no sólo es el conjunto de experiencias de aprendizaje de los educandos, sino que además involucra experiencias productivas, las que en lo fundamental también son formativas.

En el diseño del currículo en la escuela productiva se conjugan los proyectos productivos con los proyectos de enseñanza y aprendizaje.


d)      Escuela Productiva y diversificación curricular.

Organizar el currículo significa señalar con claridad la dimensión de sus componentes y las relaciones que se establecen entre ellos, es decir, qué objetivos, qué contenidos y qué actividades de aprendizaje y cómo se articulan entre ellos.

Todo currículo se organiza tomando como eje a uno de sus componentes. Así se conocen currículos centrados en los objetivos, en los contenidos o en las actividades de aprendizaje.

El currículo vigente para Educación Primaria en el Perú tiene como eje estructural a los objetivos y a los contenidos, los cuales se agrupan en Líneas de Acción Educativa. El currículo reformado en 1987 se sustenta en las LAE de lenguaje, Educación Artística y Educación Física, las cuales tienen carácter formativo-instrumental para que el educando domine -de acuerdo con su nivel de desarrollo- su espacio natural y comunitario; y asuma los valores cívico-patrióticos y ético-religiosos respectivos. Y sólo a partir del tercer grado se propicia la relación del educando con el trabajo.

La escuela productiva considera que la combinación del trabajo con el estudio representa una vía para vincular la práctica con la teoría, la realidad con la escuela y la producción con el aprendizaje.

El trabajo es la primera condición fundamental de toda la vida humana, hasta tal punto que, en cierto sentido, el hombre mismo ha sido creado por obra del trabajo. El trabajo, actividad que el hombre ha de realizar a lo largo de su vida, juega un papel importante en la formación de la personalidad. Por ello el educando debe entrar en contacto con el mundo del trabajo desde temprana edad.

De otro lado, los contenidos educativos deben organizarse tomando como referencia el saber válido para resolver los problemas que se originan en las relaciones hombre-naturaleza y hombre-hombre. Por todo ello, la escuela productiva, construye su propuesta curricular a partir del currículo existente, pero bajo su orientación. Esto quiere decir, que la organización del currículo tendrá como eje dinamizador la producción, desde el primer grado hasta el sexto grado; y relievará una temática significativa en el contexto local, regional y nacional como: alimentación y nutrición, salud y enfermedad, cultura e identidad nacional, ambiente y contaminación, y violencia y derechos humanos. Esta temática deberá ser tratada desde la perspectiva de cada uno (visión analítica) y de todas (visión sintética) las líneas de acción educativa.

En la coyuntura actual, la escuela productiva concretiza la denominada “diversificación curricular”, pues ésta implica: dosificar o adaptar los objetivos y los contenidos previstos en los programas curriculares oficiales, introducir nuevos objetivos y contenidos exigidos por las peculiaridades de la realidad, establecer metodologías acordes con la situación de trabajo, señalar y usar recursos propios del lugar en la tarea educativa, y precisar nuevas formas de relacionarse con la naturaleza y con los otros sujetos.

Esto supone el análisis de los programas curriculares oficiales, el diagnóstico de la realidad, el análisis de las capacidades previas de los educandos, la selección de opciones productivas, la selección de una temática relevante adicional al de “producción-trabajo” y el análisis de las implicaciones de un “enfoque popular” en educación.

Figura 4. La escuela productiva considera que la combinación del trabajo con el estudio representa una vía para vincular la práctica con la teoría, la realidad con la escuela y la producción con el aprendizaje.


e) Escuela Productiva y método de Proyectos

La escuela productiva considera que debe adoptarse una estrategia didáctica que tenga como la unidad didáctica praxis-teoría-praxis y que ligue las actividades cotidianas del educando con las actividades escolares.

El método de proyectos es una opción metodológica por cuanto permite articular los objetivos, contenidos y actividades de aprendizaje alrededor de una gran actividad, como es el caso de la producción.

El método de proyectos implementa la diversificación curricular en la medida que permite tratar los objetivos y contenidos ya diversificados.

El método de proyectos implica elaborar para un periodo determinado unidades de aprendizaje, las cuales se estructuran en torno a un tema eje (tema motivador o generador) que sirve para dar coherencia al conjunto de asignaturas o líneas de acción educativa.


f)      Escuela Productiva y dimensión temporal de los aprendizajes.

El marco que encuadra los ámbitos temáticos está determinado por las circunstancias naturales y sociales de la localidad.

Para una escuela ubicada en un área rural, la consideración de las circunstancias locales significa tener en cuenta la actividad vital rural y la necesaria inscripción de todo saber previo relevante para el aprendizaje en el horizonte de la producción campesina.

Por ello, el currículo debe orientarse por el calendario agrícola de la localidad. Esta orientación de los temas por el ciclo agrario y por el plan de trabajo del campo no significa de ninguna manera que el temario se reduzca al tratamiento de cuestiones agrícolas.

Por un lado, lo agrario cumple una función introductoria y motivadora suficiente para plantearse problemas que se encuentran fuera del ámbito de la experiencia inmediata de los educandos. Por otro lado, el propio ciclo agrario no puede ser reducido a una simple parte de la realidad vital del campesino, ya que se encuentra íntimamente unido a fiestas, ritos, etc.; es decir, a patrones sociales y culturales que cumplen una función determinante sobre la conducta y el saber de los educandos.

Esta orientación responde a una serie de razones:

·         Establece la relación con la realidad vital concreta.

·         Posibilita contar con una motivación actual (actualidad cotidiana) que promueve el deseo de aprender.

·         Posibilita que los temas sean tratados a partir de actividades de aprendizaje concretos.

·         En el Perú el año escolar dura nueve meses (ABR-DIC)

Las experiencias de aprendizaje ocurren permanentemente con presencia o ausencia del docente. Algunas como autoaprendizaje y otras como heteroaprendizaje, condicionadas por diversos agentes educativos como la familia, los amigos, los medios de comunicación masiva, etc.

Las experiencias productivas se dan en función de la naturaleza de lo que se produce y que no necesariamente responde al periodo escolar. Por ejemplo, el calendario agrícola se inicia por lo general en setiembre y termina en junio.

Si por razones administrativas las escuelas sólo funcionan como tales durante nueve meses, este periodo debería corresponder a la denominada “fase escolarizada” y, el periodo vacacional debería constituir la “fase desescolarizada”.

Así, el currículo en la escuela productiva tendría una dimensión temporal de 365 días, un año completo.


La unidad de aprendizaje

Para elaborar la unidad de aprendizaje se sugiere proceder de la manera siguiente:

a)      Señalar el tema-eje

Las unidades de aprendizaje se estructuran en torno a u tema -eje que sirve para dar coherencia al conjunto de asignaturas o líneas de acción educativa.

La escuela productiva considera que el tema-eje de una unidad de aprendizaje debe ser el tema-síntesis de:

·         Los temas-eje generados por la opción productiva asumida por la escuela. Tienen un carácter fundamentalmente objetivo. Estos temas relievan los objetivos y sucesos que involucra la opción productiva y que son los que realmente se van concretando durante el año escolar.

·         Los temas-eje generados por el diagnóstico educacional referentes a los intereses y aspiraciones de los educandos en torno a salud, alimentación, trabajo, recreación, etc. Tiene un carácter motivacional-subjetivo. 

      El tema-eje de la unidad didáctica proviene de la confluencia del tema (desagregado) de la opción productiva asumida y del tema (motivacional) extraído del diagnóstico educacional,


b) Precisar los objetivos de la unidad de aprendizaje

Los objetivos de la unidad de aprendizaje se formulan en términos de los productos o procesos que los educandos deben ser capaces de hacer como consecuencia de los aprendizajes asimilados durante el periodo que comprende tal unidad.

Estos objetivos constituyen evidencias concretas de lo deseable por el perfil educativo y de la contribución real de cada línea de acción educativa en su formación.


c) Formular preguntas y propiciar los contenidos por líneas de acción educativa

Para dinamizar los aprendizajes en cada una de las líneas de acción educativa se puede plantear preguntas.

Lenguaje: ¿Cómo se realiza una entrevista?

Matemática: ¿Cómo e elabora un presupuesto de ingresos y gastos?

Educación Física: ¿Cómo son los pasos de una danza cusqueña?

Educación por el Arte: ¿Cuáles son las expresiones artísticas de los trajes típicos?

Ciencias Naturales: ¿Qué materiales pueden usarse como tintes para las telas?

Ciencias Sociales: ¿Por qué se realiza la fiesta del Inti Raymi?

Como cada pregunta implica un conjunto de contenidos, sólo los más relevantes pueden señalarse en la unidad de aprendizaje. Esto es importante puesto que servirá como referencia para su extensión o profundización posterior.


d) Señalar algunas actividades de aprendizaje

En este punto deben indicarse las actividades más generales por cada línea de acción educativa.

Lenguaje: Planificar y realizar una entrevista al mayordomo de la fiesta de la comunidad.

Matemática: Asisten y observan la realización del presupuesto de ingresos y gastos por la comisión económica de la comunidad.


e) Determinar los procedimientos para llegar al saber válido

Al terminar los procedimientos se debe ordenar el trabajo de aprendizaje de tal manera que los educandos puedan tratar los contenidos curriculares como un proceso donde:

·         Identifiquen el saber popular y el saber académico sobre el contenido correspondiente.

·         Acopien el saber popular y el saber académico, es decir, debe preverse la recopilación sistemática de la información de ambas fuentes para cada tema.

·         Confronten el saber popular y el saber académico; es decir, que ambos formen una unidad dialéctica donde uno critique al otro.

·         Encuentren el saber válido, como producto de la contradicción entre el saber popular y el saber académico. La validez se da en la medida que los contenidos son respuesta a las necesidades de base, de desarrollo y de transformación de la sociedad.


f) Precisar las responsabilidades de los educandos

Suponiendo que los educandos tienen su propia organización donde cada uno tiene una responsabilidad individual y en conjunto, es este punto sólo se deben señalar las acciones que le compete a la organización estudiantil:

·         Planificación del proyecto productivo

-          Implementación

-          Ejecución

-          Control y evaluación

·         Planificación de la fiesta del Inti Raymi en la escuela

-          Implementación

-          Ejecución

-          Control y evaluación


g) Establecer los mecanismos de síntesis integradora de los aprendizajes.

Debe tomarse la previsión para tener tiempo de realizar la “síntesis integradora” de los aprendido en cada una de las asignaturas y en cada una de las unidades de aprendizaje.

Al término de cada unidad didáctica la síntesis se realiza:

·         Considerando el tema-eje

·         Relacionando un acontecimiento real de la dinámica social (conocido por los educandos) y que sirva como punto de confluencia de los aprendizajes en las diversas asignaturas.

Al concluir el año escolar se hace una síntesis general en función de:

·         El proyecto productivo

·         Los acontecimientos seleccionados y tratados en las “síntesis” de las unidades de aprendizaje.

·         Los objetivos, contenidos y actividades curriculares desarrollados (previstos y ejecutados)

Se debe relacionar la confluencia de las asignaturas para atender los problemas planteados.


h) Establecer los mecanismos de evaluación

Una evaluación alternativa consiste en conocer el grado de avance con respecto a ciertos objetivos planteados previamente para reajustar las acciones hacia el logro del objetivo o su cambio.

Es decir, pone el énfasis en la evaluación de los procesos, lo que no significa dejar de lado los conocimientos. Se trata de evaluarlos, pero en función de la praxis. Por ello, esta evaluación es cualitativa, democrática, integradora y permanente.

En este punto, deben señalarse los procesos a evaluarse y los criterios que se usarán para su evaluación.

La unidad de aprendizaje puede registrarse en un documento similar al que se propone en el cuadro siguiente:


*Artículo publicado en Escuela de Trabajo. Escuela productiva. Instituto de Pedagogía Popular. Lima. 1991. p. 133-164.








viernes, 8 de julio de 2022

EL CURRÍCULO EN LA ESCUELA PRODUCTIVA II*

 Por Daniel Quineche Meza

Componentes del currículo escolar

 Los componentes más significativos del currículo en las escuelas son:

  •         El perfil educativo
  •         Los objetivos
  •         Los contenidos
  •         Las actividades de aprendizaje.

 El perfil educativo resume la utopía de todo proyecto educativo; como tal ejerce la función de motor de este y de eje integrador de todos los demás elementos del currículo.

La escuela productiva será una educación posibilitadora del proceso de transformación social en la medida que sea capaz de forjar a los hijos del pueblo como hombres nuevos, con identidad y conciencia de clase, conductores del cambio social y productores del nuevo orden social.

Por ello, la escuela productiva debe tener muy clara la imagen de ese hombre posibilitador del cambio social a cuya forja debe entregarse el docente mediante el trabajo curricular.

La escuela productiva concibe los objetivos como los procesos y productos que lograr los educandos en el proceso general de aprender a trasformar la realidad. Tales procesos y productos son las respuestas a los problemas que se generan al no poder satisfacer las necesidades y aspiraciones de la población. 

Los objetivos no se conciben como deducciones pedagógico-formales del perfil educativo sino como el punto de concreción a nivel de unidades de aprendizaje, entre lo planteado en el perfil educativo (el debe ser) y los avances que se logran en cada de las líneas de acción educativa (el es)

Figura 1. Los objetivos se conciben como el punto de concreción entre el “debe ser” y el “es”.

La escuela productiva concibe los contenidos curriculares como los saberes válidos que el estudiante aprende.

El saber válido es el conjunto de habilidades y destrezas motrices e intelectuales, actitudes, valores, y conocimientos que permiten enfrentar, entender y resolver los problemas que la realidad natural y social plantean.

El saber válido se genera cuando se contrastan el saber popular y el saber académico en la búsqueda de resolver problemas que la vida cotidiana plantea:

  •          ¿Con qué nos alimentamos?
  •         ¿Para qué nos alimentamos?
  •         ¿Nos estamos alimentando bien?
  •         ¿Por qué nos alimentamos mal?
  •         ¿Cómo nos alimentamos mejor?
  •         ¿Qué y cómo podemos producir nuestros alimentos?
  •         ¿Cómo conservar nuestros alimentos?
  •         ¿Cómo curar nuestras enfermedades?
  •        ¿Cómo conservar nuestros suelos?
  •         ¿Por qué somo pobres?
  •         ¿Por qué nos marginan?
  •         ¿Por qué tenemos que olvidar nuestra lengua materna?
  •        ¿Por qué nuestros productos suben y bajan de precio?
  •          ¿Por qué los “señores” no son pobres?

La escuela productiva concibe las actividades de aprendizaje como las acciones que realizan los educandos en el proceso general de aprender resolviendo problemas.

Las actividades de aprendizaje hacen posible que los educandos pongan en juego todos los componentes de su ser y que éstos aprendan los saberes válidos.

Las actividades de aprendizaje pueden ordenarse, definiendo así una estrategia didáctica.

Se deben diseñar estrategias que conecten las actividades cotidianas con las actividades escolares. Pero lo fundamental es que los actores educativos creen sus propias estrategias en función de las condiciones reales en que ocurre el hecho educativo.

Figura 2. Los contenidos se conciben como los saberes válidos, síntesis de los saberes populares y los saberes académicos.

Bases teóricas para diseñar el currículo en la escuela productiva

Las bases que se consignan no son en absoluto un intento de inventariar las posibles aportaciones de las diversas ciencias humanas. Se trata más bien de una selección y, como tal, incompleta. La selección no sólo afecta al volumen de las aportaciones potenciales sino también a su orientación.

Los principios básicos que se relievan no son prescripciones educativas en sentido estricto, sino más bien ideas-fuerza que impregnan todo el currículo y que se reflejan en la manera de concretar sus componentes, en las decisiones relativas a su estructura formal y en las actuaciones que su desarrollo y utilización exigen.

a)      La escuela productiva considera que lo que un educando es capaz de hacer y de aprender en un momento determinado, como expresión de su grado de desarrollo personal, depende tanto de su nivel de competencia cognitiva (nivel de desarrollo operativo) en que se encuentra [4], como de los conocimientos que ha podido construir en sus experiencias previas de aprendizaje [5].

Cada nueva experiencia de aprendizaje deberá plantearse a partir del reconocimiento del nivel de desarrollo operativo (sensorio-motor, intuitivo, operativo concreto u operativo formal) y de los conocimientos previos pertinentes.

b)      La escuela productiva considera que los conocimientos previos pertinentes con los que el educando inicia su participación en la escuela constituyen esquemas de conocimientos que conforman su estructura cognoscitiva [6]. Estos conocimientos previos pueden ser el resultado de experiencias educativas anteriores, escolares o no escolares, o de aprendizajes espontáneos. Un esquema de conocimientos puede ser más o menos rico en elementos y relaciones, poseer un mayor o menor grado de organización y de coherencia interna y ser más o menos válido.

Los diferentes esquemas de conocimiento pueden mantener entre sí relaciones de extensión y complejidad diversa. Estos esquemas de conocimientos no son estáticos, están sometidos a revisión, enriquecimiento, diferenciación, construcción y coordinación progresiva. Por ello, los aprendizajes escolares están condicionados, pero a su vez, condicionan la modificación de esos esquemas de conocimientos previos del educando.

c)      La escuela productiva considera que, si el nuevo material de aprendizaje se relaciona de forma sustantiva y no arbitraria con lo que el educando ya sabe, es decir, si es asimilado a su estructura cognoscitiva, estamos en presencia de un aprendizaje significativo [7]; si, por el contrario, esta relación no se establece, estamos en presencia de un aprendizaje memorístico, repetitivo o mecánico.

Mediante la realización de aprendizajes significativos, el educando construye la realidad, atribuyéndole significados. La educación escolar influye más sobre el desarrollo personal del educando cuanto más significados les ayuda a construir. El aprendizaje será significativo si se cumplen dos condiciones: que el contenido sea potencialmente significativo (lógico y psicológico) y que el educando debe estar motivado para relacionarlo con lo que ya sabe.

Todo nuevo contenido de aprendizaje debe ser potencialmente significativo y lo suficientemente motivador.

d)      La escuela productiva considera que lo aprendido es funcional cuando puede ser efectivamente utilizado en las circunstancias que se encuentra el educando y que sí de lo exijan.

e)      La escuela productiva considera que en el aprendizaje escolar es de suma importancia la adquisición de estrategias cognitivas de exploración y de descubrimiento, así como de planificación y de regulación de la propia actividad, es decir, aprender a aprender.

Aprender a aprender equivale a ser capaz de realizar aprendizajes significativos por sí solo en una amplia gama de situaciones y de circunstancias. La adquisición de los procesos o estrategias que subyacen al objetivo de aprender a aprender no se contraponen a la adquisición de otros contenidos (hechos, conceptos, valores o actitudes) Estas estrategias, una vez adquiridas, quedan integradas en la estructura cognitiva del alumno, y su significatividad y funcionalidad dependen de la riqueza de esta, de los elementos que la configuran y de la red de relaciones que los conecta.

Esta consideración obliga a reconsiderar el papel que se atribuye a la memoria en el aprendizaje escolar. Conviene distinguir la memoria mecánica, casi siempre de escaso interés para el aprendizaje significativo, de la memoria comprensiva, que es, por el contrario, un ingrediente fundamental del mismo. La memoria no es sólo el recuerdo de lo aprendido, sino el punto de partida para realizar nuevos aprendizajes. Cuanto más rica sea la estructura cognoscitiva del educando -en elementos y en relaciones, mayor será la probabilidad de que pueda construir significados nuevos, es decir, mayor será su capacidad para realizar aprendizajes significativos por sí solo.

f)       La escuela productiva considera que en el aprendizaje escolar, la actividad constructiva del educando no es una actividad individual sino parte de una actividad interpersonal que la incluye. La actividad cognitiva del educando que está en la base del proceso de construcción y modificación de esquemas de conocimiento se inscribe de hecho en el marco de una interacción o interactividad, en primera instancia profesor-alumno, pero también alumno-alumno.

El proceso mediante el cual se produce el aprendizaje significativo requiere una intensa actividad por parte del educando, que debe establecer relaciones entre el nuevo contenido y sus esquemas de conocimiento; juzgar y decidir la mayor o menor pertinencia de éstos; matizarlos, reformularlos, ampliarlos o diferenciarlo en función de lo aprendido, etc. Esta actividad es de naturaleza interna y no debe identificarse con la simple manipulación o exploración de objetos y de situaciones; este último tipo de actividad es sólo uno de los medios que pueden utilizarse en la educación escolar para estimular la actividad cognitiva interna directamente implicada en el aprendizaje significativo. 

Sin embargo, conviene diferenciar entre lo que el alumno es capaz de hacer y de aprender por sí solo y lo que es capaz de hacer y de aprender con el concurso de otras personas, observándolas, imitándolas, atendiendo a sus explicaciones, siguiendo sus instrucciones o colaborando con ellas. La distancia entre estos dos puntos, que Vygotsky llama zona de desarrollo próximo, el nivel de desarrollo efectivo y el nivel de desarrollo potencial, delimita el margen de incidencia de la acción educativa.

El nivel de desarrollo efectivo condiciona los posibles aprendizajes que el alumno puede realizar gracias a la enseñanza, pero ésta, a su vez, puede llegar a modificar el nivel de desarrollo efectivo mediante los aprendizajes significativos que promueve. La educación escolar debe partir del nivel de desarrollo efectivo del educando, pero no para acomodarse a él, sino para hacerlo progresar a través de su zona de desarrollo próximo, para ampliarla y para generar eventualmente nuevas zonas de desarrollo próximo.

El conjunto del quehacer educativo busca en lo inmediato promover aprendizajes en los educandos.

g)      En la escuela productiva los aprendizajes se plantean ligados a la vida cotidiana del “espacio social” (sujeto, comunidad) y del “espacio geográfico” (geografía local)

En cada espacio hay dialéctica cotidiana entre el hombre y la naturaleza y entre los mismos hombres. Esta dialéctica se ejerce día a día y da origen a la lucha por la vida en una comunidad. La escuela debe plantearse como una continuidad en esa vida; es decir, como una actividad que retoma -a otro nivel- la práctica cotidiana de las personas. No se trata entonces de una simple continuidad, sino que ésta asume el rasgo de didáctica porque recrea la realidad cotidiana.

Por tanto, las acciones educativas deben considerar:

·         Su nexo de continuidad con esa realidad (de la sociedad y de la naturaleza)

·         Su aporte para comprender y transformar esa realidad. 

h)      En el mundo andino se percibe dos formas de aprehender la realidad. La primera, fruto de la tradición epistemológica greco-cristiana, occidental, que privilegia especialmente lo “personal”, lo “privado”, lo “mío”. Esta forma está presente y actúa portada por el español y por la ideología occidental. La segunda, fruto de la tradición epistemológica quechua y aymara, que privilegia la “alteridad”, de la cual se deriva la tendencia a subrayar la “comunidad”, lo “nuestro”, el “otro”. Esta forma es portada por el quechua y el aymara y constituye la base de lo que se denomina la ideología andina.

En la realidad andina se hallan presente ambas actitudes epistemológicas en una mezcla difícil de separar en cada caso, pero claramente perceptibles, tanto en la teoría como en las prácticas sociales. En las zonas más rurales, la segunda tiene una predominancia innegable. En las zonas más expuestas al mestizaje cultural, especialmente en las ciudades, la influencia de la primera es notable. Pero, aún así, en ambas se aprecia un cierto sabor “comunitario” que es fundamental para entender la realidad peruana, tanto rural como urbana.

La escuela productiva considera que no puede comenzar imponiendo una actitud epistemológica que ha ocasionado una “desubicación existencial” seria para las sociedades andinas, atentando contra la identidad cultural de un pueblo, en nombre de la “cultura universal”. La escuela productiva construye su currículo reflexionando sobre las teorías y prácticas sociales que se dan en las comunidades rurales y urbanas desde una perspectiva andina, contrastándola con la perspectiva occidental.

NOTAS

[4] Piaget, J. (1985). Seis estudios de psicología. Planeta. México. p. 18.

[5] Ausubel, D. (1983). Psicología educacional. Un punto de vista cognitivo. México. Trillas

[6] Coll, C. (1983). Psicología genética y aprendizajes escolares. Madrid. Siglo XXI.

[7] Ausubel, D. (1983). Psicología educacional. Un punto de vista cognitivo. México. Trillas.

Artículo publicado en Escuela de Trabajo. Escuela productiva. Instituto de Pedagogía Popular. Lima. 1991. p. 133-164.




martes, 5 de julio de 2022

LA TRANSICIÓN

 Por Daniel Quineche Meza

Lima, 05 de julio de 2022

Aunque desconozco cuando mis padres se pondrían de acuerdo sobre de que había llegado el momento de yo fuera a la escuela, el hecho es que a los cinco años ya estaba asistiendo a una escuela pequeña, la escuelita de la “Señorita Aponte”, a cuatro cuadras de mi casa y con un cuaderno, un lápiz y un borrador de goma dentro de una bolsa de tela tocuyo que había confeccionado mi mamita Chela. Había empezado para mi la transición, la transición de mi hogar a la escuela. 

En la década de los cincuenta, en el Perú, la educación regular empezaba a los 6 años con la primaria. Sin embargo, había maestros, sobre todo maestras de vocación, que brindaban una preparación pre escolar, que todos llamaban “transición”. Allí se aprendía a reconocer las letras del abecedario y a escribirlas, mejor dicho, a dibujarlas de manera repetitiva llenando muchas hojas del cuaderno. También se aprendía a contar y reconocer su representación. El juego consistía en contar hasta 10, 20, 50, 100…. Otra vez, se llenaban las hojas del cuaderno con los números de manera repetitiva. Por esos tiempos, aprender no era otra cosa que memorizar y la mejor manera de hacerlo era repitiendo muchas veces, ya sea hablando o escribiendo en el cuaderno. De vez en cuando la maestra daba el día del dibujo libre y, por lo general, era para dibujar a los animales de la casa. 

Esta escuela nunca tuvo valor “oficial”, pero sí un alto valor “social” en la comunidad huachana, particularmente en el barrio de pescadores. La señorita Aponte no se limitaba a instruir en la escuela, la que en realidad era su casa, sino que también conversaba con los padres de familia sobre las habilidades propias de sus hijos, así como sobre sus progresos y dificultades, y sobre todo su conducta, entendida esta como la relación entre los niños y niñas en la escuela. 

Esta experiencia se repitió por dos años. Por mi parte, esta transición, me permitió conocer a nuevos amigos y especialmente a amiguitas, a quiénes nos gustaba corretearlas al final de la jornada diaria. Aún me pregunto ¿por qué y para qué lo hacíamos? No tengo respuesta alguna.