domingo, 5 de diciembre de 2010

LA EFICACIA DE LA EDUCACIÓN BÁSICA EN LOS CONTEXTOS RURALES

Daniel Quineche Meza.

Para medir la eficacia de la Educación Básica en los contextos rurales se utilizan los siguientes indicadores:
a) La tasa de conclusión
b) La tasa de transición primaria-secundaria
c) La tasa de retiro antes de concluir el año
d) La tasa de retiro
e) La tasa de repitencia del mismo grado
f) La tasa de atraso escolar

Iniciaremos el análisis con la tasa de conclusión y la tasa de transición primaria-secundaria y en las siguientes publicaciones se analizarán los resultados con los otros indicadores.

La tasa de conclusión se define como el porcentaje de estudiantes que se matriculan en primer año de Secundaria habiendo egresado de Primaria el año anterior.

Resultados al 2008:

a) La tasa de conclusión de primaria de los niños del segmento 12-14 años en las áreas rurales es 11,5 puntos menos que la del país. La de las niñas, 13 puntos menos.

b) La tasa de conclusión de primaria de los niños del segmento 15-19 años en las áreas rurales es 5 puntos menos que la del país. La de los niños, 6,8 puntos menos.


Desafío:


- El desafío consiste en que las instituciones edcuativas deben poner su mayor esfuerzo para logorar por lo menos que la tasa de conclusión sea igual al promedio del país, particularmente en el caso de las niñas del segmento 12-14 años y de los niños del segmento 15-19 años.

La tasa de transición primaria-secundaria se define como el Porcentaje de estudiantes que se matriculan en primer año de Secundaria habiendo egresado de Primaria el año anterior.

Resultados al 2008:

- La tasa de transición primaria-secundaria en las áreas rurales es 5,5 puntos menos que la del país. La de los niños, 5,7 puntos menos.


Desafío:


- El gran desafío consiste en que el sistema educativo local debe asegurar la oferta de Educación Básica-Secundaria en los contextos rurales para aproximarse a la tasa promedio del país, tanto para los niños como para las niñas.




sábado, 27 de noviembre de 2010

ACCESO A LA EDUCACIÓN BASICA EN CONTEXTOS RURALES



Para establecer la población de niños y niñas en edad de estudiar que acceden a la Educación Básica se utiliza el indicador “Tasa neta de cobertura en el nivel (tasa neta de matrícula)”.

La tasa neta de matrícula se define como el número de matriculados en Inicial, Primaria o Secundaria que se encuentran en el grupo de edades establecido para dicho nivel, expresado como porcentaje de la población total de dicho grupo de edades.

Resultados al 2008:

a) En las áreas rurales el 94,1 por ciento de los niños en edad de estudiar del segmento 6-11 años está matriculado en el nivel primario de la Educación Básica. El 95 por ciento de las niñas y el 94 por ciento de los niños, respectivamente. En este nivel, la tasa neta de matrícula en las áreas rurales es similar a la del país.

b) Sólo el 64 por ciento de los niños en edad de estudiar del segmento 12-16 años está matriculado en el nivel secundario de Educación Básica. El 64,6 por ciento de las adolescentes mujeres y el 63,3 por ciento de los adolescentes varones. En este nivel, la tasa neta de matrícula en las áreas rurales es 10 puntos menos que la del país.

Como se puede apreciar, en el Perú, ha habido avances muy importantes en cuanto a la matrícula de los niños y niñas en edad de estudiar de las áreas rurales, particularmente en el nivel primario de la Educación Básica.

Desafíos:

a) Cómo brindar educación primaria al 5,9 por ciento restante, precisamente aquellos más difíciles de alcanzar debido a su localización.
b) Cómo brindar educación secundaria al 36,0 por ciento de los adolescentes, justamente a aquellos que ya se incorporaron al trabajo o se convirtieron en padres y por tanto no disponen de los tiempos convencionales para el estudio.

Barreras a vencer:

1. La dispersión de la población rural. La alternativa va por impulsar la conformación de centros poblados en lugares estratégicos de las cuencas de modo que siempre haya una escuela bien equipada y atendida. Esto implica la reubicación de todas aquellas escuelas que han sido construidas en parajes aislados,

2. La poca población de jóvenes. Con respecto al nivel secundario de la Educación Básica, en algunas regiones se está respondiendo con mucha creatividad con la modalidad de la formación en alternancia. Esta modalidad aprovecha al máximo los tiempos y la vida en la comunidad para impulsar aprendizajes.

3. El aislamiento de los centros poblados. La conexión a la red vial y por otros medios como las telecomunicaciones es imprescindible.

jueves, 25 de noviembre de 2010

ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS HOY


En el documento base para la Semana Monográfica de la Educación de Santillana "La educación en el horizonte 2020", Juan Carlos Tedesco, ex Ministro de Educación de Argentina, ofrece sus reflexiones sobre la alfabetización científica en los términos siguientes:
Una educación de calidad para todos es una educación capaz de universalizar aprendizajes socialmente significativos. El manejo de los saberes científicos básicos es un componente imprescindible en la formación de un ciudadano de la sociedad de la información. Esta es la razón por la cual la formación científica debe estar incorporada al contenido de la enseñanza universal y obligatoria. Los principales debates ciudadanos están hoy cargados de información científica y técnica. Para tomar decisiones sobre temas como el cuidado del medio ambiente, la manipulación genética o la política económica, por ejemplo, hay que estar alfabetizado científicamente. Desde el punto de vista formal, es probable que este objetivo ya haya sido alcanzado en muchos países. Sin embargo, los resultados reales están lejos de garantizar la meta postulada por los discursos y los documentos oficiales. En este sentido, es necesario incorporar metodologías de enseñanza que permitan descubrir la pasión por el conocimiento, el gusto por la experimentación y el dominio del razonamiento lógico.

¿Cuál es la explicación que dan las autoridades del Ministerio de Educación de Perú al hecho de haber disminuido las horas dedicadas a la enseñanza y aprendizaje de las ciencias en la Educación Básica?

Todos esperan que para el año escolar 2011 haya una serena rectificación.

lunes, 22 de noviembre de 2010

ACCESO A UNA ESCUELA RURAL

¿Qué población de niños y niñas en edad de estudiar tiene acceso a una institución educativa en contexto rural en el Perú?

La tasa de cobertura es un indicador que se define como el porcentaje de la población de una cierta edad o grupo de edades matriculada en cualquier grado, ciclo, nivel o modalidad del sistema educativo.

Resultados del censo escolar 2008:

- En las áreas rurales, los niños y niñas en edad de estudiar del segmento 6—11 años acceden a una institución educativa en el orden del 96,9 por ciento. En el caso de las niñas este indicador se eleva hasta el 97,5 por ciento.

- En cuanto al segmento 12-16 sólo se ha alcanzado al 83,7 por ciento. En este segmento, en el caso de las adolescentes mujeres, el indicador se eleva al 85,5 por ciento.

Desafío:

El desafío consiste en conseguir que el 16,3 por ciento de las adolescentes mujeres (12-16 años) como el 18,2 por ciento de los adolescentes varones tengan acceso a una institución educativa.

Barreras a vencer:

a) Interconexión de todos los centros poblados rurales a la red vial nacional; b) concentración de la población dispersa en pequeños centros poblados que les permita acceder a los servicios básicos de agua potable, desagüe, luz eléctrica, telecomunicaciones y posta médica; c) una escuela en cada centro poblado rural con dotación de un comedor escolar y unidades de vivienda para los profesores; d) servicio de biblioteca itinerante ; e) radio-TV educativa; y f) implementación del sistema docente rural con una duración mínima de 6 años de servicio e incentivos económicos y profesionales.

Fuente: MINEDU. Escale. 2008.
http://escale.minedu.gob.pe/downloads/indicadores/2008/cuadro.html?C03

domingo, 19 de septiembre de 2010

LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS NATURALES (1)

Daniel Quineche Meza
El libro que se presenta en este evento es producto del diálogo entre científicos y educadores y de un trabajo colectivo entre la sociedad civil y la academia. Esta experiencia es una señal de la ruta que hay que seguir para ejercer presión sobre los decisores de políticas para que atiendan los problemas fundamentales de nuestra sociedad.
Los retos que enfrentamos hoy y los que enfrentarán nuestras nuevas generaciones tienen que ver tanto con la preservación de la vida sobre la Tierra como con la satisfacción de las necesidades básicas de las poblaciones más pobres de nuestro país y el mundo.
Bajo estas consideraciones hoy es insuficiente hablar de desarrollo y entonces surgen propuestas como las del desarrollo sostenible o del desarrollo humano.
Benjamín Marticorena, desde una mirada crítica, al preguntarse por qué hemos llegado a esta situación, sólo tiene una respuesta: el paradigma utilitario de la ciencia y la tecnología que se instala en el mundo a partir del siglo XVI. Este se explicita en la idea de que la continua mejora de la calidad de la vida humana sólo es posible “mediante la explotación racional y sistemática de la naturaleza” y que presupone que la naturaleza es inagotable. Este paradigma hoy está en una severa crisis. La población y el consumo de la naturaleza no sólo se han incrementado sino que el uso de insumos energéticos y procesos productivos inadecuados han puesto en riesgo la vida misma en el planeta. “Las ciencias naturales nos explican el mundo y la tecnología nos provee la forma de ponerlo al servicio de la sociedad; pero ambas, ciencia y tecnología, requieren de un control social para que las personas puedan gozar de sus altos beneficios sin verse afectadas por sus potenciales riesgos”
Hacer realidad ese control social de la ciencia y la tecnología implica una alfabetización científica y tecnológica de toda la población y para ello ella la escolaridad es el mecanismo privilegiado con que cuenta la sociedad.
Para muchos críticos la escuela está sumida en una profunda crisis. Por ello, justamente, el desafío es rescatarla y fortalecerla porque la escuela también es el único escenario con que cuenta la sociedad para desarrollar el pensamiento crítico; es decir, la capacidad de juzgar y opinar con acierto sobre los usos y abusos de la ciencia y la tecnología.
La modificación en su esencia de la escuela y particularmente de la enseñanza de la ciencia y la tecnología en ella, requiere y exigen de un nuevo pacto social. Ello permitirá “promover, en todo su potencial, el pensamiento crítico, el afecto por la naturaleza y la sociedad y la responsabilidad intelectual.”
Pierre Fayard plantea que ya no es necesario reflexionar más sobre la conveniencia de una sociedad con mayor cultura científica, lo que ahora se requiere es actuar para lograr esa meta. El poder de la ciencia y la tecnología ha alcanzado un nivel tan alto que no puede decir por sí misma hacia dónde ir. Para ello es indispensable crear lazos entre la ciencia y la sociedad a través de diversas estrategias que ponen al alcance de la sociedad los cambios que derivan de la evolución del papel de la ciencia y la tecnología. Dentro de la todavía no definida sociedad del conocimiento, las TIC son el medio que más se empieza a utilizar y las redes sociales empieza a ser esenciales.
Fabiola León-Velarde y Hugo Flores proponen que el aula es el lugar ideal para inspirar en las generaciones nuevas la pasión por la ciencia, no como un proceso abstracto y alejado de la realidad, sino como un desarrollo de aplicación inmediata. Durante el periodo escolar la mejor manera de afianzar el conocimiento es a través de la investigación y es ella la que nos proveerá de ciudadanos inquisitivos y creativos. Todos nos hacemos preguntas de todo tipo y todos los días. El método científico nos ayuda a abordar esa preguntas con un criterio más objetivo y, por lo tanto, más cercano a la verdad. Para tener un pensamiento crítico y científico debemos empezar desde muy temprano, es decir, desde la escuela. La creencia de que la ciencia sólo es necesaria para los científicos o los ingenieros se encuentra desfasada en el mundo actual. Sin embargo, la educación científica en el Perú adolece de serias deficiencias como la baja preparación de los estudiantes en ciencias, el poco énfasis en la capacitación de los profesores, los pocos avances en la utilización de los métodos activos modernos de la enseñanza y la insuficiente utilización de la tecnología educativa. Concluyen que es imprescindible la investigación en el colegio con experimentos pertinentes con el desarrollo del niño y con una explicitación clara de los conceptos implicados. Para ello los proyectos de ciencias deben ser convenientemente planificados y reunir ciertas características para asegurar su calidad.
Gilles Cappe y Philippe Delforge proponen que las ciencias naturales en la escuela constituyen una entrada privilegiada para tratar sobre el pilar ambiental del Desarrollo Sostenible, gracias a los conocimientos que provee para la comprensión de los fenómenos en juego pero también gracias a razones prácticas. En las ciencias naturales los conocimientos se construyen por la práctica de la investigación. En la escuela los alumnos deben situarse como investigadores frente a una problemática, enuncian hipótesis y elaboran protocolos para verificar esas hipótesis. Los resultados obtenidos sirven para extraer conclusiones que se constituyen en los conocimientos. Situación similar se da en la Educación para el Desarrollo Sostenible. No se trata de enseñar las opciones sino de enseñar a optar. Para hacer elecciones claras se requieren ciertas claves, tanto de orden cognitivo como metodológico: conocimientos precisos y amplios por un lado (saber), y razonamientos y métodos de análisis (saber hacer).
Jorge Jhoncón y Carmen Mayorga destacan que el Perú es uno de los cinco países con mayor biodiversidad en el mundo y su multiplicidad de recursos genéticos es un logro de los grupos humanos aborígenes que, durante un proceso de unos diez mil años, han domesticado especies de la fauna y flora nativas seleccionándolas y adaptándolas a los diversos pisos ecológicos. Estas características otorgan al Perú una importancia estratégica a nivel global porque el siglo XXI será el de la biotecnología y la ingeniería genética y muestran un potencial extraordinario para el desarrollo de nuevas actividades económicas. Sin embargo, la dispersión del saber y el divorcio que se da entre el conocimiento científico y la acción, constituyen los dos grandes obstáculos para una mayor productividad de la ciencia actual en nuestro país. Se hace necesario, entonces, formar personal científico que adopte una mayor conciencia respecto a la protección y buen uso de nuestros biorrecursos. La formación de este personal debe realizarse desde la educación primaria y bajo el modelo de la enseñanza integradora de las ciencias, el modelo de la interdisciplinariedad.
Yanira Loyola nos recuerda que los estudiantes aprenden en la medida en que construyen activamente su conocimiento, no tomando pasivamente la información. Es por ello que se hace cada vez más relevante que el docente conozca los procesos cognitivos de los estudiantes y de las estrategias de carácter cognitivo y metacognitivo vinculados al aprendizaje para un mejor desempeño como orientador del aprendizaje.
Juana Loayza y James Glos plantean que frente a los problemas que se derivan de la crisis ambiental, social y económica, la educación tiene que cumplir su rol fundamental de formar personas capaces de aprender y de aplicar sus aprendizajes en la solución de esos problemas. La iniciativa que tuvieron en 1982, en Arequipa, y que se consolida en 1991, con la fundación del Instituto para la Investigación Pedagógica Yachay Wasi, es una demostración del camino de búsqueda para construir una alternativa metodológica para la enseñanza de las ciencias en el Perú. El método Yachay Wasi se define como una estrategia metodológica de enseñanza-aprendizaje que logra desarrollar capacidades cognitivas y afectiva y crea un clima positivo y de respeto de valores en el aula.
Como es obvio me inhibo de comentar el artículo con el que participé en el ciclo de conferencias. Su texto se incluye en el libro y los invito a leerlo.
Esperamos que todos los profesores podamos compartir, discutir las ideas y experiencias que contiene el libro y motivarnos para seguir construyendo un país que transita en la historia apostando por el desarrollo sostenible y el desarrollo humano.
(1) Comentario del autor sobre el libro "La Enseñanza de las Ciencias Naturales. Reflexiones y estrategias pedagógicas." durante su presentación el 15 de septiembre de 2010.

sábado, 7 de agosto de 2010

LA INTERCULTURALIDAD EN UN ENFOQUE DE PEDAGOGÍA CRÍTICA (*)

Daniel Quineche Meza

Esta presentación se hace desde la mirada de un maestro mestizo, que en su edad madura descubrió que sus dificultades para expresarse bien en castellano no responden a problemas anátomo-fisiológicos de su aparato fonador y menos de la educación que recibió sino a una herencia cultural que aflora inconscientemente con expresiones propias de sus ancestros culturales. Algo similar ocurre en el plano de sus creencias, donde se conjugan las que provienen de su educación y muchas otras de origen “desconocido”.
Esta revelación personal me lleva a reflexionar sobre cómo percibía a las etnoculturas distintas a las castellanas, el impacto de la globalización sobre estas culturas, el concepto de interculturalidad, la necesidad de la educación intercultural e intentar su comprensión desde la pedagogía crítica.

Nuestra percepción de las etnoculturas no castellanas

Para quiénes nacimos en el seno de la cultura castellano-occidental y nos formamos en sus escuelas, crecimos con la idea de que esa era la cultura natural única de los peruanos y aprendimos a mirar con desprecio a aquellos que no sintonizaban con nuestras maneras de expresarnos y de pensar. Expresiones como “serrano” o “indio” o “negro” forman parte del léxico del agravio.
La historia que nos presentó la escuela nos mostró a los “otros” como rezagos del pasado incivilizado del país y que sus tierras guardaban una gran riqueza que habría que insistir en su exploración y explotación. Dos eran las lecciones aprendidas desde esa historia: hay que civilizar a los “serranos” e “indios” y hay que colonizar sus tierras.
“En la demogénesis de la raza observamos, en el medio rural, especialmente en ambientes indígenas, la necesidad de luchar contra las taras hereditarias, para liberar a las nuevas generaciones; …” (Mendoza, Juan. 1956. P. 10)
Esas lecciones fueron muy bien aprendidas especialmente por los gobernantes de turno, diversas organizaciones sociales y hasta acaudalados señores que realizaron acciones en esa dirección: civilización de la población indígena y explotación de sus riquezas.
La creciente migración interna en dirección a las ciudades y campos costeños y el consiguiente mestizaje fueron determinantes para el surgimiento de lo que hoy se conoce como cultura chola o chicha, que poco a poco ha ido acrecentando su presencia y poder en el país. Sin embargo, la escuela, a pesar de estos cambios en su composición social, más allá del discurso, ha persistido en seguir afirmando la cultura castellano-occidental.
Cabe destacar que muchos pueblos indígenas, a pesar de esta educación oficial, han resistido y persistido en la conservación de su lengua y también de su cultura. Y, en varios momentos de nuestra historia han exigido que el Estado reconozca el valor de las lenguas originarias y asuma la responsabilidad de su preservación y difusión mediante el sistema educativo.
Desde la década de los 90, el tema de la diversidad cultural en América Latina se ha puesto en la mesa de debates y de toma de decisiones. Tiene presencia en las políticas públicas y reformas constitucionales y educativas, y es eje importante tanto en la esfera nacional-institucional como en el ámbito inter/transnacional. Sin embargo, esta atención puede ser vista desde dos perspectivas: primero, como efecto y resultado de las luchas de los movimientos sociales originarios y sus demandas por reconocimiento y derechos; y segundo, como enlazada con los diseños globales del poder, capital y mercado.
En ese camino, un hito importante en el país se coloca en el 2002, cuando diversas organizaciones políticas y de la sociedad civil peruana firman el Acuerdo Nacional por la Educación, y en el se cual destacan la décimo primera política de Estado: “Promoción de la Igualdad de Oportunidades sin Discriminación”, y la décimo segunda política, “Acceso Universal a una Educación Pública Gratuita y de Calidad”.

La globalización y la visibilidad de la diversidad de etnoculturas

La globalización paradógicamente está produciendo una mayor visibilidad de las etnias minoritarias. Cuando muchos creíamos que la globalización nos colocaría en la tendencia de la cultura universal y monolingüe, lo que viene ocurriendo es un incremento de la visibilidad de la diversidad de etnias.
Las nTICs facilitan las relaciones con más gente de diferentes lugares, con lenguas y culturas diversas. Gracias a ellas hoy el mundo se nos ha “achicado” y cada vez es más posible que nos relacionemos con más gente de diferentes lugares, con idiomas y culturas diversas.
En este escenario, estas etnias, con sus lenguas y culturas diversas, cada vez más alzan su voz, reivindican el derecho a la diferencia, cuestionan el carácter homogenizador de los estados nacionales y proponen la construcción estados pluriculturales o plurinacionales.
El desafío del presente es avanzar en la construcción de un país pluricultural. En ese sentido, el primer paso es asumir, reconocer y convertir en un activo la enorme heterogeneidad cultural del país. El segundo es poner fin a la discriminación cultural, el no reconocimiento y la exclusión; para lo cual es clave el impulso de una educación intercultural.

La interculturalidad

Hoy en día no es suficiente que cada pueblo preserve y acreciente su lengua y su cultura sino que es fundamental que, en ejercicio de sus derechos humanos, participe en el conjunto de relaciones que existen entre las diversas culturas y genera nuevas relaciones con culturas antes no reconocidas. De esta constatación se desprende la necesidad de un enfoque intercultural en la formación de las nuevas generaciones tanto de la cultura castellano-occidental como de las culturas originarias.
Una manera de acercarse al concepto de interculturalidad es hacerlo distinguiéndolo y relacionándolo con dos conceptos próximos, el de multiculturalismo y el de mestizaje.
En el multiculturalismo la palabra clave es respeto. Desde el reconocimiento del derecho a ser diferentes se exige respeto entre los diversos colectivos culturales que se mantienen relativamente separados. Para que este respeto sea efectivo se pide que se concrete en la igualación de las oportunidades sociales de dichos colectivos. Esto quiere decir, exigir políticas específicas de igualación cuando esta no se da debido a fenómenos pasados o presentes de dominación cultural. El multiculturalismo es un concepto descriptivo, que sólo nos dice que en un determinado territorio coexisten grupos con culturas diferentes y, por tanto, no atañe a la relación entre las culturas.
En el mestizaje la palabra clave es mezcla o síntesis. Lo que se busca es una cultura que resulta de la síntesis superadora de las culturas que entran en relación. La historia muestra que el mestizaje es el resultado de condiciones de dominación, por lo tanto imposiciones no deseadas, y que luego llevaron a reacciones y rebeliones sociales. El mestizaje puede ser un horizonte deseado y con estrategias de síntesis no forzadas, que lleve a lograr una cultura común enriquecida por las aportaciones de múltiples diversidades colectivas y posibilitadoras de múltiples desarrollo personales, que podrían acabar con las perspectivas etnocéntricas y los diversos conflictos étnicos.
En la interculturalidad la palabra clave es diálogo. En la interculturalidad se asumen elementos del multiculturalismo y del mestizaje pero define su propio espacio conceptual.
La interculturalidad asume en parte el multiculturalismo, en el sentido de que para dialogar hay que presuponer respeto mutuo y condiciones de igualdad entre quienes dialogan. Asimismo, lo reasume también en el sentido de que para ser consistente en el diálogo creativo, todo colectivo cultural necesita cierta separación, esto es, el cultivo de sus rasgos definitorios propios en ámbitos e instituciones específicas. Pero a diferencia del multiculturalismo, desde la interculturalidad se propugna el encuentro de culturas, porque es visto como vehículo de desarrollo creativo de las culturas que se implican en él y como expresión de la solidaridad entre ellas. En este sentido la interculturalidad precisa también que los grupos implicados se reconozcan recíprocamente capacidad de creación cultural, que reconozcan que ninguna cultura realiza plenamente las posibilidades del ser humano y que todas aportan posibilidades dignas de ser tenidas en cuenta. Esto es, el respeto se hace aquí profundamente empático.
La interculturalidad también asume en parte el mestizaje, en el sentido de que, como fruto del diálogo y del contacto que éste supone, pueden incorporarse elementos provenientes de las culturas con las que se dialoga. Pero se distancia del mestizaje en que la relación con el otro no pretende fundir su identidad con él en una identidad cultural única, por el contrario, pretende reforzar creativa y solidariamente su propia identidad. La interculturalidad es así un modo específico de autoafirmación etnoidentitaria.
En lo social, la interculturalidad supone que entre los grupos culturales distintos existen relaciones en un plano de igualdad. La interculturalidad no admite asimetrías, es decir, desigualdades entre culturas mediadas por el poder, que benefician a un grupo cultural por encima de otro u otros. Como aspiración, la interculturalidad forma parte de un proyecto de nación.
Los seres humanos en los últimos tiempos han llegado a la convicción de la condición positiva de la práctica de la interculturalidad como estrategia de relación humana con miras a un desenvolvimiento armónico y creativo de las sociedades humanas.

La educación intercultural

En lo educativo, la interculturalidad en la práctica es una conducta cultural para desenvolverse en contextos de relación de culturas. Es una conducta de las personas o de los grupos humanos en condiciones de pluriculturalidad. Se trata de saber manejarse entre miembros de diferentes culturas con quienes se interactúa (Solís, 1999).
Como todo fenómeno cultural, la conducta intercultural se aprende sea como miembro de una determinada cultural, o de un grupo de culturas en contacto. La primera condición para que exista interculturalidad es el contacto de culturas. Pero para que la interculturalidad sea una conducta, lo que debe ocurrir es un proceso de aprendizaje, ya sea natural –como parte de la socialización de las personas- o planificado, es decir, formalmente.
La interculturalidad implica una educación al mismo tiempo respetuosa de las diferencias y que pone énfasis en los intercambios culturales, las fertilizaciones mutuas, las influencias, las hibrideces (Degregori, 2001).
Los objetivos de una educación intercultural son:
- Acabar con la educación homogenizadora / aculturadora, abrirse a la pluralidad, reconocer que las otras culturas “no hegemónicas” tienen los mismos derechos, son parte y enriquecen el patrimonio cultural del país,
- Evitar al mismo tiempo las polarizaciones inútiles, recalcando los puentes y las interrelaciones ente las diversas culturas.

La interculturalidad desde la pedagogía crítica

Con el advenimiento del moderno estado industrial y el desarrollo subsiguiente de la educación de masas, se generan cambios en la percepción de los estudiosos de la educación.
En lugar de la relación entre la educación y la sociedad, el interés se centra en la relación entre la escolarización y el estado, tomando el extenso entramado de la educación institucional como punto de partida y planteando cuestiones desde él, más que sobre dicho entramado.
En este escenario, se manifiestan diversos puntos de vista que, pecando de reduccionismo, se puede distinguir entre técnicos, prácticos y críticos.
La pedagogía técnica presenta perspectivas sobre los componentes del sistema educativo y sobre la mejora del mismo dentro de la vasta estructura de la provisión educativa del estado.
La pedagogía práctica anima a los profesores a reorientar su trabajo en el aula y en la escuela a la luz de sus propios valores y de la deliberación práctica, pero dice relativamente poco sobre la deliberación y la acción necesarias para tratar el amplio tema del papel del estado en la elaboración de y en la constricción impuesta a las posibilidades de la educación contemporánea.
La pedagogía crítica pone sobre el tapete la relación entre la educación y la sociedad, la escolarización y estado (cómo la escolarización sirve a los intereses del estado, activan determinados valores específicos y no otros posibles, y cómo el estado representa ciertos valores e intereses en la sociedad contemporánea y no otros), y el rol de los profesores no sólo en la crítica sino también en la acción mediante el establecimiento de formas de organización que procuren cambiar la educación.
La pedagogía crítica implica una forma de razonamiento distinta de la técnica y de la práctica: el razonamiento dialéctico. Y se rige por un tipo diferente de intereses: un interés liberador o emancipador.
El razonamiento dialéctico empleado por la pedagogía crítica trata de iluminar los procesos sociales y educativo de cuatro maneras: primero, mostrando cómo los simples dualismos (colonialidad-modernidad, oriente-occidente, primitivo-civilizado, mágico/mítico-científico, tradicional-moderno) limitan nuestra comprensión; segundo, mostrando cómo las oposiciones planteadas en estos dualismos nos llevan a la contradicción; tercero, mostrando cómo estas ideas o posturas dualistamente opuestas interactúan, y cuarto, mostrando cómo los procesos dinámicos de interacción entre las ideas o posturas opuestas constituyen los patrones y las consecuencias de la acción e interacción que observamos en los escenarios sociales educativos que esperamos comprender y mejorar.
Desde Marx, se ha tratado de mostrar cómo el pensamiento humano se ha desarrollado en relación con las condiciones sociales, y cómo el movimiento de las ideas y de las prácticas sociales y económicas se produce mediante un progreso de oposiciones y, a partir de las situaciones anteriormente opuestas, de trascendencias en las nuevas ideas y prácticas.
Así en el plano socio-político, Zizek (1998), entre otros, sostiene que en el capitalismo global de la actualidad opera con una lógica multicultural que incorpora la diferencia al mismo tiempo que la neutraliza y la vacía de su verdadero significado. En este sentido, el reconocimiento y respeto a la diversidad cultural se convierten en una nueva estrategia de dominación que impide pensar con claridad y mantiene a la vez la diferencia colonial a través de la retórica discursiva del multiculturalismo y su herramienta conceptual de la interculturalidad “funcional” entendida de manera integracionista. Esta retórica y herramienta no apuntan a la creación de sociedades más equitativas e igualitarias sino al control del conflicto étnico y la conservación de la estabilidad social con el fin de impulsar los imperativos económicos del modelo (neoliberal) de acumulación capitalista, ahora haciendo “incluir” los grupos históricamente excluidos a su interior.
Esta interculturalidad es “funcional” porque “no cuestiona las reglas del juego y es perfectamente compatible con la lógica del modelo neo-liberal existente” (Tubino, 2005) y, por tanto, se diferencia sustantivamente con la interculturalidad crítica (Walsh, 2001) entendida como proyecto político, social epistémico y ético.
El enfoque y la práctica de la interculturalidad crítica no son funcionales al modelo social vigente, sino cuestionadores muy serios de tal modelo. Mientras que la interculturalidad funcional asume la diversidad cultural como eje central, apuntalando su reconocimiento e inclusión dentro de la sociedad y el Estado nacionales (homogenizadores por práctica y concepción) y dejando por fuera los dispositivos y patrones de poder institucional-estructural -las que mantienen la desigualdad-, la interculturalidad crítica parte del problema del poder, su patrón de estructura basado en la raza y la diferencia (colonial no simplemente cultural) que ha sido construida a función de ello. El interculturalismo funcional responde a y parte de los intereses y necesidades de las instituciones sociales mientras que la interculturalidad crítica, en cambio, es una construcción de y desde la gente que ha sufrido una historia de sometimiento y subordinación.
¿Cuál es la significatividad del desarrollo entre las etnias no castellanas?, ¿Qué tipo de educación necesitan implementar para impulsar su desarrollo?, ¿Cuáles deben ser los elementos o componentes educativos?, ¿Con qué estrategias se deben impulsar los aprendizajes teniendo como medio dos lenguas y como marco referencial dos culturas?, ¿Cómo relacionar los procesos educativos en el contexto de la diversidad cultural?. Son algunas preguntas que van siendo abordadas por varias experiencias educativas en el país como el caso de FORMABIAP. Pero, todavía queda mucho trecho por recorrer.
(*) Conferencia presentada el 05/08/2010 en el Seminario Internacional sobre Pedagogía Crítica: Metodología y estrategias, organizado por el Instituto de Pedagogía Popular -IPP-.

domingo, 6 de junio de 2010

EL ROL DEL PROFESOR EN LOS PROCESOS DE CAMBIO DE LA EDUCACIÓN


Todos somos conscientes, en mayor o menor medida, que la calidad de la educación que promovemos en nuestras escuelas, principalmente las públicas, no es de lo mejor. De allí las constantes críticas que se nos plantean en diversos foros, seminarios y congresos y que los medios de comunicación social se encargan de difundir.

Si los jóvenes no consiguen trabajo, es por que la escuela no los prepara para el trabajo; si los jóvenes forman pandillas agresivas y violentas, es porque en las escuelas no se enseñan valores ni derechos humanos; si los jóvenes se suicidan, es por que en las escuelas no se les atiende psicológicamente; si los jóvenes se drogan es por que las escuelas no hacen prevención alguna; o si las jóvenes salen embarazadas, es porque las escuelas no enseñan educación sexual; si pierde la selección peruana de fútbol, es porque en las escuelas no se impulsa la práctica del deporte base. Como se puede apreciar el rosario de insatisfacciones respecto a la escuela es interminable.

Según P. H. Coombs (1967), la crisis educativa actual tiene una dimensión mundial, hecho inédito en la historia de la humanidad y se nutre de ella, como una consecuencia de la evolución misma de la civilización. La crisis educativa mundial es, en esencia, una crisis de creciente desadaptación entre los sistemas educativos heredados y el mundo rápidamente cambiante de nuestro alrededor. Como una reacción a estos planteamientos, generalmente aceptados, las escuelas y aún más los analistas que miran hacia ellas, han propuestos múltiples modelos de calidad para la educación.

Sin embargo, el verdadero problema educativo gira en torno al profesor. Es este quien tiene el poder de hacer funcionar la maquinaria de la estrategia local, regional y nacional, cualquiera que ésta sea, con su accionar diario en el aula.

Esto que parece simple no lo es. Crosby (1987), un influyente pensador de la calidad, nos dice: “La calidad no cuesta. No es un regalo, pero es gratuita.” El problema real es generalmente enmascarado en la falacia de la “falta de recursos”, los cuales por lo general son escasos y nos invita a esperar que eso suceda para iniciar la mejora. Sin embargo, mas recursos no se convierten “automáticamente” en mejora educativa. El salto que hace falta es cómo el profesor puede poner en marcha la estrategia educativa y, esto tiene que ver con un cambio de actitud y de sus convicciones.

El profesor desempeña su labor en un escenario organizacional que es la escuela. En ella, hoy no es raro que el trabajo se inicie proponiendo y debatiendo sobre la visión de la misma. Sin embargo, todos andan como esperando que después de su esfuerzo notable para definirlas, la visión se traduzca en realidades educativas, así nada más. El poder más importante de una visión es lo que nos “hace hacer”. Sin acción, no tiene relevancia una visión. El profesor es estratégico porque hace. Construye, elabora y edifica a través de acciones. Su esencia está en la acción, y en consecuencia es el vehículo capaz de materializar la visión en el aula. La acción puede contener a la visión completa, y es posible sostenerla por evidencia práctica. De aquí que si la acción en el aula es capaz de incorporar la visión educativa completa, aplicar herramientas de mejora continua de la acción es al menos deseable y, en su último sentido, un acto responsable.

Desde este punto de vista, la calidad de un profesor es un camino hacia el interior, no hacia el exterior de la persona; en consecuencia, lo más importante es la experiencia de la propia persona, sus reflexiones e inquietudes, así como sus convicciones acerca de la necesidad de mejorar.

Un estudio realizado por UNESCO en México, Chile, India y Guinea llegó a la conclusión de que los buenos profesores se distinguen de los malos por las siguientes características:
- Asisten con regularidad a clases, son puntuales.
- Utilizan planes de trabajo y preparan sus clases con anterioridad.
- Tienen un estilo activo de enseñanza.
- Asignan tareas para hacer en casa y les da corrección individual.
- Dan cuenta de sus resultados a los padres de familia.
- Trabajan en escuelas que cuentan con controles y apoyos a la enseñanza.

Sin lugar a dudas que este tipo de profesores han llegado a su profesión guiados por una auténtica vocación de servicio y forjan en sus estudiantes actitudes y valores positivos.

Sin embargo, también ejercen la profesión aquellos que llegaron a la carrera por algún otro tipo de interés diferente de la vocación. Estos últimos siguen un camino de frustraciones que impactan negativamente en sus estudiantes. Indudablemente que estos profesores no pueden ser invitados a dejar las aulas. Por el contrario, hay la necesidad imperiosa de despertar en ellos los sentimientos de una vocación hasta el momento invisible.


De allí que para emprender procesos de cambio en la educación se requiere abrir espacios donde los profesores vivencien la necesidad de que el cambio empieza en ellos mismos: afirmando su vocación y cambiando de actitud hacia el aprendizaje de nuevos caminos para mejorar y hacer más eficaz su práctica docente.

domingo, 11 de abril de 2010

EL COMPROMISO DE LOS MAESTROS. UNA EXPERIENCIA

Daniel Quineche Meza
Lima, 11 de abril de 2010
Toda reforma educativa tiene que hacerse con la participación protagónica de los maestros. Una manera muy peculiar de entendimiento de esta máxima ha llevado a la política educativa (Mejores maestros, mejores estudiantes), en el periodo reciente, a someter a evaluaciones tanto a los maestros en servicio como a los que aspiran a seguir estudios magisteriales, poniendo como base la nota catorce. Esta medida en la práctica ha traído el cierre de los Institutos Superiores Pedagógicos y el acrecentamiento de las Facultades de Educación. Pero, el extremo de esta política ha sido el poner a los maestros de carrera y colegiados en un mercado laboral asimétricamente competitivo con los profesionales de otras carreras no docentes. Esta última medida sólo se explica como un “salvavida” a la desocupación masiva de los profesionales universitarios de otras carreras, producto del caos reinante en la calificación de los recursos humanos y del modelo económico dominante y a la concepción reduccionista de que en educación sólo basta conocer las materias para ejercer la docencia. Así como no es suficiente conocer la anatomía humana para ser un buen cirujano, tampoco es suficiente conocer biología para lograr que un estudiante aprenda biología.

Desde hace varias décadas, desde el mismo campo de los maestros, se vienen buscando y ensayando alternativas para implicar más a los maestros en los procesos de reforma de la educación. Hablo de implicación o mejor dicho de compromiso como alternativa y marco distancia con la alternativa recurrente de la capacitación o de la evaluación.

Este compromiso se puede hacer explícito y ser asumido si y solo si “aflora desde dentro”, desde de los propios maestros. El compromiso no es el resultado de una imposición.

En esta búsqueda, ante una demanda concreta de un centro de formación magisterial, un pequeño grupo de profesores decidimos organizar y llevar a la práctica unos talleres singulares dirigidos a los docentes de formación magisterial y que luego hicimos extensivo a los docentes de las escuelas. La experiencia se inició un sábado 18 de marzo de 1995 a las 3 de la tarde en Bagua Grande (Amazonas).

El objetivo del taller se planteó en los siguientes términos: Promover entre los participantes el descubrimiento de su identidad institucional y su rol de docente, integrándose y organizándose para asumir el cumplimiento de objetivos comunes.

El taller se organizó en base a tres ejes de trabajo. Los ejes organizadores fueron:
- Conócete a ti mismo (¿Quién soy?, ¿quiénes somos?)
- Conoce a los otros (¿Con quiénes trabajamos y qué objetivos comunes tenemos?)
- Conoce al mundo (¿Con qué herramientas teóricas y metodológicas contamos para mejorar nuestro trabajo?).

Cada eje dio lugar a un bloque de trabajo. Los bloques fueron los siguientes:
- En el primer eje o bloque se abordaron la identidad y la autoestima.
- En el segundo eje o bloque se trataron la comunicación, la integración y la organización.
- En el tercer eje o bloque se trabajaron las principales dificultades que se presentan en la cotidianeidad de las aulas.

En general, el taller fue conducido a través de la siguiente ruta metodológica:
- Presentación de los participantes
- Organización por grupos
- Primera tarea (integrarse, organizarse y percibirse)
- Segunda tarea (descubrir su identidad institucional)
- Tercera tarea (abordar creativamente la solución de un problema pedagógico común)
- Reflexión final y compromisos.
- Evaluación del taller.

En cada paso de esta ruta se recurrió al uso de técnicas participativas. A modo de ejemplo:
- Presentación de los participantes: Encuentra tu mitad.
- Organización por grupos: El zoológico.
- Primera tarea (integrarse, organizarse y percibirse): Las estatuas y la comunicación.
- Segunda tarea (descubrir su identidad institucional): El acróstico y la dramatización
- Tercera tarea (abordar creativamente la solución de un problema pedagógico común): Meta plan.
- Reflexión final y compromisos: La muralla y los guerreros.
- Evaluación del taller: Los círculos concéntricos.

El taller tuvo una duración de dos jornadas de 3 horas y fue conducido por dos profesores.

El testimonio de los maestros que participaron en estos talleres nos dejó la grata satisfacción de que habíamos tenido una aproximación bastante cercana al logro del objetivo propuesto. También nos dejaron sugerencias para mejorarlo, así como nuevos temas para abordarlos con una organización y dinámica pedagógica similar a la utilizada en este taller.

La organización y participación en estos talleres de seguro que cambió tanto nuestra visión de la educación y fortaleció nuestro compromiso social con ella como la de los propios partipantes docentes. Muchos de ellos son líderes pedagógicos en sus respectivas comunidades.

Responder a las necesidades de los colegas siempre será una grata experiencia que seguiremos haciendo.

Sea esta también una oportunidad para agradecer a todos los colegas profesores que confiaron en mi persona, colaboraron y me apoyaron en hacer realidad esta experiencia.