Miraflores, 17/09/2019.
En una primera etapa (hasta la mitad del siglo
XX) se planteó transferir los conocimientos científicos. Como la educación secundaria era la antesala de los estudios universitarios, el referente para elaborar la lista de conocimientos científicos fueron los contenidos temáticos de las disciplinas científicas que se enseñaban en la universidad (Botánica, Zoología, Biología, Física, Química). De allí que esta ciencia se le caracteriza como propedéutica.
En un segundo momento
(década de los sesenta), se propuso que debería enseñarse siguiendo los pasos
de un denominado "método científico" (Se tomó como referencia el
modelo de Mario Bunge). El resultado fueron las prácticas en el laboratorio
para hacer una demostración práctica de algún principio científico, por
ejemplo, las leyes ponderales o la teoría celular. En el mejor de los casos, se
recogían muestras de la realidad y se llevaban al laboratorio para observarlas
con detenimiento pero comparando con lo que decía el texto escolar
(comprobación). Bajo estas orientaciones
la planificación escolar siempre tuvo como referencia un listado de temas
organizados según la lógica de la disciplina (generalmente deductiva).
Hacia
fines del siglo XX (década de los noventa), y bajo la influencia de la
psicología cognitiva (conocimientos previos, construcción de conocimientos, etc.)
toma fuerza la idea de que los escolares deberían de aprender ciencia de manera
similar a como lo hacen los científicos (cómo observan, elaboran sus ideas
resolviendo controversias y las comunican), llamando a este enfoque de
indagación. Y, como gracias a las TIC, el conocimiento científico hoy se
difunde ampliamente en la internet, la organización temática del currículo de
ciencia en la escuela pierde peso. Por ello, el énfasis en la actualidad es el
trabajo por proyectos orientado al desarrollo de capacidades o habilidades (de orden
psicológico) que hace competentes a los estudiantes cuando abordan situaciones
concretas de la vida cotidiana. En este sentido, las capacidades de los
estudiantes (procesos cognitivos y procedimientos fácticos) no pueden ser confundidas con los procesos
didácticos (procesos que impulsan los docentes externamente), ni menos la
indagación puede ser tratada como un método didáctico. El desafío que surge
para los docentes, privados de la lista de temas, es en base a qué hacer la
planificación. ¿Las competencias?, ¿las capacidades?, ¿las evidencias para la
evaluación?, ¿los bloques, materia y energía, seres vivientes, diversidad,
Tierra y universo? Siendo coherentes con el nuevo planteamiento de la enseñanza
de la ciencia, el referente debería ser una lista priorizada de situaciones de
la vida familiar, local, nacional o mundial a abordarse como proyectos de
aprendizaje. Pero, eso requiere un reentrenamiento de los maestros centrado en
el desarrollo de sus actitudes investigadoras, comunicativas y éticas.
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