viernes, 23 de agosto de 2024

RECUERDOS QUE DAN VIDA

 

Por Daniel Quineche Meza

23 de agosto de 2024

La GUE Luis Fabio de Xámmar desde 1950 tenía como sede principal una casa ubicada entre las calles Bolívar y Dos de Mayo en la ciudad de Huacho. El gobierno de Fernando Belaúnde inició la construcción de un nuevo local en la Panamericana Norte, inaugurando un edificio de dos pisos. Allí fuimos trasladados los alumnos del cuarto y quinto de secundaria. Para facilitar el acceso se habilitó un bus que recorría desde la Plaza de Armas hasta el nuevo local. Los que no alcanzábamos el bus sólo nos quedaba hacer una larga caminata desde del centro de la ciudad hasta la Panamericana. Crédito de foto: Daniel Quineche Meza.




jueves, 23 de mayo de 2024

EDUCACIÓN Y MÚSICA

 Por Daniel Quineche Meza

Lima, 19 de mayo de 2024.


Un accidente con agua hirviendo me quemó el empeine del pie y se complicó con una intoxicación química dando lugar a una dermatitis que duró muchos meses para curar. Ello fue un impedimento para la ejecución de las actividades físicas en el colegio durante el segundo año de la secundaria. Por influencia de unos amigos me animé a buscar un cupo en la Banda de Músicos de la GUE Luis Fabio Xammar. Aprendí a tocar un instrumento de viento del área de bajos, el bombardón, y a leer música en el pentagrama. Los ensayos eran diarios al final de la tarde y el sábado al final de la mañana. De tanto ensayo logramos memorizar las partituras de marchas militares (para los desfiles escolares) y algunos temas musicales como los pasodobles (para las corridas de toro).

Este aprendizaje en la práctica distaba mucho de lo que se enseñaba en la asignatura de Música que llevamos los cinco años de secundaria teniendo como referente el texto escolar de Esteban Escobedo Acuña que se ajustaba al plan de estudio que consistía en una historia de la música “culta” de Europa. Tan teórica y memorística fue su enseñanza que en un semestre del cuarto año lo desaprobé. El problema principal de la enseñanza de la música fue sólo contar como maestros a personas con formación musical, pero sin formación pedagógica. A fines de la década de los sesenta, la asignatura de Música pasó a formar parte de lo que la revolución educativa de Velazco llamó Educación por el Arte.

Hoy, gracias a YouTube, puedo conocer y disfrutar de lo mejor de la música clásica, obra musical de Beethoven, Mozart, Bach, Vivaldi, Tchaikovsky, Paganini, Chopin y muchos más.


miércoles, 1 de mayo de 2024

EL APRENDIZAJE DE LA MATEMÁTICA ESCOLAR

 Por Daniel Quineche Meza

1 de mayo de 2024

Hasta el segundo de secundaria el aprendizaje de matemáticas fue una tarea de rutina. Pero, en el tercer año el álgebra se convirtió en un reto interesante que me llevó a disciplinarme en la resolución de todos los ejercicios que planteaba tanto el profesor como los que aparecían en el texto escolar. También me atreví a resolver los ejercicios y problemas planteados en los libros de Baldor, gracias al préstamo de un amigo. Esta nueva práctica me llevó a obtener la más alta calificación en el curso de geometría del cuarto año, así como también por arrastre en todos los demás cursos, con excepción de Música en un bimestre, siendo reconocido como uno de los mejores estudiantes. En el curso de quinto año, el aprendizaje sólo fue una extensión de lo logrado. Fui reconocido con diploma y medalla de plata por el mérito alcanzado este año. Sin embargo, la pregunta que no tenía respuesta para mí era ¿qué tanto de lo aprendido en matemática con disciplina y esfuerzo lo voy a usar para resolver los problemas que se presentarán en la vida más adelante?

Han pasado los años y parece que el tiempo se ha detenido. Una mirada a lo que viene sucediendo en las instituciones educativas nos muestra que los estudiantes siguen enfrentando una lista de ejercicios y “problemas” que se resuelven aplicando ciertas fórmulas y procedimientos de manera mecánica sin llegar a entender el sentido de lo que hacen. Esta situación ha empeorado con la pandemia que obligó a la virtualización de la enseñanza, implantada sin ninguna preparación. La evaluación del MED del 2021, aplicada a los estudiantes del segundo año de secundaria muestra que sólo el 28% en promedio obtuvo un rendimiento satisfactorio. Los resultados de PISA 2022 indican que el 33,8 % (5,9 puntos porcentuales menos que en 2018) superan la línea de base en el desarrollo de las competencias en matemáticas. Sin embargo, cabe destacar que a medida que mejora la situación socio económica ese porcentaje se duplica. Los bajos resultados en las pruebas nacionales e internacionales señalan que un buen porcentaje de los estudiantes egresarán de la secundaria sin la preparación necesaria para resolver problemas de complejidad mediana.

No es suficiente el cambio de orientación del currículo hacia el logro de competencias si no se fortalece a todos los profesores con formación continua, recursos y mejores condiciones laborales. La orientación competencial debería implicar el trabajo en el aula con problemas más desafiantes e interesantes para los estudiantes, más cercanos a los que van a encontrar en sus vidas y que no se resuelven aplicando procedimientos ni fórmulas conocidas. El profesor debería crear más oportunidades de aprendizaje en el aula planteando problemas que inviten a los estudiantes a interactuar entre ellos, al trabajo en pequeños grupos, a desarrollar sus propios significados y buscar sus propios procedimientos y métodos de solución, a usar materiales manipulables que les motive a razonar, a discutir entre todos los avances y logros que van hallando, ejerciendo la crítica y autocrítica. Estas situaciones problemas extraídas de contextos reales también implican un trabajo interdisciplinario con las otras áreas curriculares. (Grouws y Cebulla, 2000)


REFLEXION POSTPANDEMIA

Por Daniel Quineche Meza
Escrito el 8 de noviembre de 2022.

Y se nos va el año 2022. Año en que la pandemia de la Covid-19 empezó a disminuir por dos razones: la mayoría de la población se vacunó y la evolución del virus fue dando nuevas variantes que disminuyeron su infecciosidad. Aun así, no hay que bajar la guardia y a seguir cuidándose.

El tiempo de pandemia ha servido para reflexionar sobre la salud en el planeta. No sólo estamos expuestos a la infecciosidad de los virus y también de otros microorganismos, sino que también la obra humana como el uso indiscriminado de los combustibles fósiles ha acentuado el efecto invernadero por acumulación del CO2 en la atmósfera con el consiguiente cambio climático. Esto último trae como consecuencia la elevación de la temperatura y la alteración del régimen de lluvias y su impacto en la producción agrícola. Acecha el hambre a la población mundial. Esta se acelera por los efectos secundarios de la guerra Rusia-Ucrania, puesto que Ucrania disminuye la producción y exportación de cereales (trigo, maíz, cebada) a todo el mundo. Todo esto se suma a los efectos de la globalización de la economía basada en el libre mercado, lo que acrecienta la brecha ricos-pobres en el mundo. Los ricos (Musk, Bezos, Branson, etc.), pequeña fracción de la población mundial, ante el hecho de que la vida en el planeta se hace cada vez más insostenible están invirtiendo su fortuna para acelerar el desarrollo de la tecnología que lo lleve a vivir más allá de la Tierra.

¿Y nosotros qué?


jueves, 9 de marzo de 2023

TRES MAESTRAS EXTRAORDINARIAS

Daniel Quineche Meza

9/03/2023

En nuestra formación profesional se dan hechos que nos marcan para toda la vida. Hoy recuerdo complacido la acción formadora de tres maestras cantuteñas. 

Teodora Revilla de Rocha me invitó a participar en las sesiones de “Experimentos con la luz” a cargo de un profesor visitante en la UNI (Lima); para ello nos trasladábamos en su Volkswagen desde Chosica dos veces por semana durante un mes. 

Celia Albrizzio Fontana me invitó a colectar muestras de plantas que luego se usarían en las prácticas de Botánica sistemática; por lo que, en su Volkswagen, nos trasladábamos desde Chosica hasta los chorrillos de Barranco. 

Y, Lidia Gonzáles Sánchez quién me develó que tenía condiciones para ser profesor universitario y me dio la oportunidad de formarme paso a paso empezando como Auxiliar de Laboratorio (lava frascos). Sus consejos y recomendaciones fueron delineando mi formación de maestro. Tres maestras, tres mujeres, hoy descansan en paz, a ellas mi agradecimiento eterno.



viernes, 4 de noviembre de 2022

EDUCACIÓN Y ARTE

 Por Daniel Quineche Meza

Lima. 4 de noviembre de 2022

Un accidente con agua hirviendo me quemó el empeine del pie y se complicó con una intoxicación química dando lugar a una dermatitis que duró muchos meses para curar. Ello fue un impedimento para la ejecución de las actividades físicas en el colegio durante el segundo año de la secundaria. Por influencia de unos amigos me animé a buscar un cupo en la Banda de Músicos de la GUE LFX. Aprendí a tocar un instrumento de viento del área de bajos, el bombardón, y a leer música en el pentagrama. Los ensayos eran diarios al final de la tarde y el sábado al final de la mañana. De tanto ensayo logramos memorizar las partituras de marchas militares (para los desfiles escolares) y algunos temas musicales como los pasodobles (para las corridas de toro).

Este aprendizaje en la práctica distaba mucho de lo que se enseñaba en la asignatura de Música que llevamos los cinco años de secundaria. Tan teórica y memorística (el programa consistía en una historia de la música en Europa) fue su enseñanza que en un semestre del cuarto año lo desaprobé. El problema principal de la enseñanza de la música fue el no contar con maestros idóneos, por lo que, en muchos casos, se recurría a personas con formación musical, pero sin formación pedagógica (Sánchez, 2000). A fines de la década de los sesenta, la asignatura de Música pasó a formar parte de lo que la revolución educativa de Velazco llamó Educación Artística.

Dibujo fue otra asignatura del campo de la educación artística comprendida en el programa de estudios de la secundaria. En esta asignatura, repetidamente, reproducíamos en el cuaderno letras de distinto tamaño, forma y color que el profesor dibujaba en la pizarra.

La pandemia puso a prueba nuestra capacidad de resistencia durante el confinamiento y también de creatividad para salir de esta crisis. Y, las personas de toda condición se valieron de actividades artísticas para comunicarse, animarse, informarse y desarrollar habilidades que tenían en potencia. Esta renovada puesta en valor del arte nutre a la educación artística para que los estudiantes desarrollen competencias que cierran la brecha entre las tres dimensiones del aprendizaje: cognitiva, emocional y conductual. “Las competencias asociadas a la creatividad, la colaboración y la resolución imaginativa de problemas desarrollan las capacidades de recuperación, fomentan la apreciación de la diversidad cultural y la libertad artística, y cultivan la innovación y las habilidades de pensamiento crítico.” (UNESCO, 2022) Para ello es imprescindible disminuir el débito de profesores de educación artística; profesores que compatibilicen su creatividad artística con el ejercicio docente, que trabajen en equipo con los profesores de todas las áreas curriculares para la realización de actividades interdisciplinarias que incluyan a la educación artística, y que conecten el arte con la vida cotidiana y los modos de vida de los estudiantes.

miércoles, 19 de octubre de 2022

DE LA EDUCACION FÍSICA A LA ALFABETIZACIÓN FÍSICA

Daniel Quineche Meza

Lima, 19/10/2022

En la primaria, cada profesor de aula disponía de unas horas a la semana para la Educación Física, mejor, “recreación física”. Nos llevaban al Parque Infantil para que practicáramos diversos juegos por iniciativa propia. El juego dominante era el fútbol, pero propio de los más “habilidosos”. El resto, practicaba otros juegos en pequeños grupos como “A las escondidas”, “A la pega”, etc.

La Educación Física como disciplina la experimentamos en la secundaria. Mi promoción tuvo tres experiencias distintas en este campo. La primera, se practicaba en la playa, con carreras y fútbol.  ¿Qué aprendí? Mis limitaciones físicas, una mala pisada y zas luxación de los tobillos, dolor e hinchazón, llegaba a casa cojeando. El “huesero” del barrio con un masaje, con aceite y hierbas raras, y fuertes estirones ponía los huesos en su lugar, trincada y descanso por unos días, y listo para volver al colegio.

La segunda, ejercicios dirigidos en la loza de cemento de un local deportivo cercano al colegio, bajo el sonido del silbato y la atenta mirada del profesor. Además del fulbito introdujo la práctica del básquetbol, que era su pasión. Sin embargo, una mañana ¡sorpresa!, el profesor ordenó bajarnos los shorts y los calzoncillos, disque para revisar la higiene del cuerpo. A partir de que algunos compañeros presentaban vellosidad en los genitales nos reprendió a todos diciendo que la masturbación era mala para la salud y la mente. ¿Qué aprendí? Se acrecentaron mis dudas y perjuicios sobre lo que ocurría en mi cuerpo de adolescente; ni el colegio ni mi hogar pudieron darme respuestas satisfactorias, sólo censura.

La tercera, la práctica de gimnasia y el atletismo, favorecidas porque el colegio ya contaba con un campo deportivo. El profesor seleccionó a los estudiantes, según sus habilidades, para la práctica de alguna disciplina atlética (saltos, carreras, lanzamientos), y deportes (fútbol, básquetbol). Eso sí, todos participábamos en el drill gimnástico. ¿Qué aprendí? Conociendo mis límites físicos, me dediqué a la gimnasia, a la que sumé la tensión dinámica, la que practico hasta el presente.

En la actualidad, la velocidad del cambio en la sociedad (impulsada más por la pandemia) refuerza el cambio de paradigma en la educación de modo que el estudiante que aprende se sitúa en el centro del proceso educativo. Este cambio en la Educación Física, por consiguiente, está condicionado por las características y necesidades de los estudiantes y por la valoración de la práctica de la actividad físico-deportiva en la sociedad.

La valoración de esta actividad se asocia a dos conceptos emergentes: salud sana y vida físicamente activa a lo largo de la vida (Whitehead, 2012). Para la práctica docente, esto implica concebir la práctica física como medio para la creación de hábitos perdurables y como un factor de prevención y promoción en la salud de la persona (Haerens et al, 2011). Se entiende “salud sana” como un completo bienestar físico, mental y social (OMS). Una persona saludable es consciente de sus capacidades y limitaciones y de conformidad con su imagen corporal, y asume la actividad física como un medio para favorecer su equilibrio personal y mejorar la relación con su entorno.

Si la competencia se entiende como la capacidad a desarrollar y el estándar como el medio para valorar su grado de adquisición, no se trata de enseñar alguna disciplina gimnástica o deportiva, sino de enseñar aquello que permita a los estudiantes: “a)  Comprender la importancia del ejercicio físico para su salud física (sentirse bien consigo mismo, aceptar sus capacidades y posibilidades), mental y emocional (como medio de liberación, de regulación de tensiones) y social (de relación, disfrute y uso del tiempo libre), b) Realizar una actividad adecuada a sus gustos, capacidades e intereses personales, y c) Planificar su propia actividad, dentro y fuera del centro, conforme a la experiencia adquirida y a las expectativas personales.” (J. Coterón. 2019)