martes, 16 de septiembre de 2025

EL APRENDIZAJE DE LA CIENCIA EN EL MARCO DEL CURRÍCULO POR COMPETENCIAS

 Por Daniel Quineche Meza

Lima, 1 de marzo de 2000

 

"En último análisis, la ciencia se

desarrolla en la mente de las personas.

La ciencia es una actividad que incluye

inteligencia, es un proceso intelectual.

¡Los laboratorios sin personas que

piensen están realmente vacíos!"

R. Stollberg, 1965.

 

Los conocimientos científicos y sus aplicaciones van ampliándose y cambiando con el paso del tiempo. Unas teorías reemplazan a otras, se modifican las normas de la simbología científica al hacerse más universales y en el lenguaje aparecen términos que designan nuevos conceptos. Hasta el concepto de ciencia y de su metodología varía con los cambios en la epistemología y la filosofía de la ciencia.

La asimilación de estos cambios por la educación formal es muy lenta, especialmente en la educación primaria y secundaria, y las razones que se aducen para no introducir conocimientos nuevos es el currículo son múltiples: las nuevas teorías son excesivamente complicadas y necesitan conocimientos previos, o bien los programas curriculares son demasiados extensos, o es preferible enseñar los fundamentos más clásicos de la ciencia siguiendo su evolución histórica, e incluso los profesores no tienen formación adecuada y específica en temas actuales ni disponen de los mecanismos para adaptarlos a la comprensión de los alumnos.

El currículo de ciencias sigue por regla general anclado en el pasado y su intención es la de transmitir a los alumnos unos conocimientos conceptuales o metodológicos considerados básicos, así como un lenguaje científico elemental para la comprensión de estos conocimientos. Una prueba de ello lo encontramos en una rápida revisión de los temas científicos que consignan los prospectos de admisión de las universidades del país.

Actualmente, el ciudadano se encuentra ante la necesidad de tomar decisiones o de opinar acerca de situaciones en las que están en juego contenidos científicos. La conservación de la naturaleza, la evolución del planeta, el reciclaje de materiales, el uso de fuentes energéticas, etc., son temas que constantemente aparecen en los medios de comunicación y se debaten en distintos foros. Acerca de estas cuestiones, que hoy están en la calle, el alumnado recibe información, no siempre rigurosa, que con frecuencia inducen en él la toma de posiciones o la manifestación de actitudes basadas en percepciones, cuanto menos intuitivas, y en muchos casos erróneas.  No ha de olvidarse que el medio en el que los alumnos desarrollan su vida está inundado de infinidad de fuentes de información, no rigurosas pero omnipresente. Todo ello significa que la educación científica para todos los ciudadanos es un reto nuevo que se plantea en la escuela.

Por otra parte, la explosión de conocimientos científicos y tecnológicos de los últimos años hace difícil cualquier intento de lograr que los alumnos alcancen una base científica suficiente que les capacite para enjuiciar e forma fundamentada los problemas que se han mencionado.

La introducción de nuevos conocimientos en el currículo escolar supone inevitablemente prescindir de otros que también aparecen como esenciales. Por tanto, al diseñarse un currículo escolar han de definirse unos criterios de selección de los contenidos científicos con el fin de que, por una parte, éste se adapte a las características de una educación científica para todos y, por otra, incluya nuevos contenidos que en el momento actual son cada vez más necesarios para entender la cultura contemporánea.

Es una tarea difícil y controvertida abordar unas cuestiones y abandonar otras porque la importancia de un conocimiento u otro no es universal, ni tan siquiera objetiva, sino que en muchas ocasiones responde a intereses sociales o personales, a la influencia de modas y a la presión de determinados grupos académicos, políticos o económicos.

En un currículo obligatorio, al que todos los alumnos deben enfrentarse, no ha de ser prioritaria la formación de aquellos pocos que pudieran ser futuros científicos. Es dudoso que una persona medianamente culta deba abrirse camino, durante años, a través de una ciencia académica clásica para poder abordar razonablemente las cuestiones científicas que le afecten. Los conceptos científicos que se incluyen tras la ingeniería genética, el deterioro del medio ambiente, el empleo de la energía nuclear o los niños probeta no pueden ser asimilados a partir de unos principios generales superficialmente estudiados en algunos cursos de ciencia obligatoria. La escuela no está para formar expertos en ningún campo, pero quizás desde ella sea posible enseñar, sin detenerse en detalles estrictamente científicos, a analizar una noticia, a buscar información, a plantearse preguntas o a detectar el engaño de algunas respuestas.

Aunque no sepa mucho de ninguna ciencia, cada día se hace más necesario para el ciudadano corriente "entender la ciencia", comprender como la ciencia y la tecnología impregnan nuestras vidas en sociedad y poder discernir si es adecuado el lenguaje científico que determinados grupos comerciales, políticos o económicos convierten en jerga misteriosa para manipular a quienes lo reciben.

En la educación secundaria, la idea de "alfabetización científica" de todos y cada uno de los alumnos puede proporcionar un criterio de selección de los contenidos científicos escolares. "Ciencia para todos, científicamente cultos o alfabetización científica": son enunciados que sustentan cambios en el currículo obligatorio de ciencias.

Cualquier alumno que termine la educación secundaria obligatoria deberá poseer una cultura científica para que, como ciudadano, pueda interpretar mínimamente los fenómenos científicos y tecnológicos que suceden a su alrededor. El aprendizaje de las ciencias debe ayudar a tener una opinión propia para valorar cuál es el problema ético que conllevan diferentes acciones humanas en el medio natural y tecnológico, de tal forma pueda desenvolverse con mayor facilidad y sea, por tanto, más libre. La cultura científica que precisa un ciudadano ahora no es la misma que se necesitaba hace unos años. Para interpretar y comprender el mundo de hoy se necesitan unas herramientas científicas básicas.

Sin embargo, la pregunta clave, aun sin respuesta, gira alrededor de si una enseñanza formal de los conceptos científicos más fundamentales proporciona una cultura básica y capacita para tomar decisiones razonables frente a la enorme y variada información que ofrece la sociedad actual.

Hoy, algunos proponen que a través de temas "informales" y de métodos no técnicos aplicados en la enseñanza podría también potenciarse, en una mayoría de alumnos, la capacidad de entender la ciencia. En ese sentido, la utilización habitual de artículos, noticias o libros de divulgación científica para su análisis, la búsqueda de información sobre un tema polémico y actual, los debates organizados, son estrategias que deberían conducir a la consecución de los objetivos propuestos. 

LOS NUEVOS OBJETIVOS EN EL DISEÑO CURRICULAR DE EDUCACIÓN SECUNDARIA

El nuevo diseño curricular para la Educación Secundaria nos presenta una reconceptualización de los objetivos educacionales, y por consiguiente los reformula.

Hasta hace unos años atrás, la educación se planteó como formadora de hombres para que se incorporen y actúen en una determinada sociedad. Es decir, se planteó con un criterio de oferta.

Actualmente, ante los cambios que está sufriendo el mundo, como la proliferación de conocimientos, la evolución de los paradigmas, sus mutaciones y coexistencias, el desarrollo de una cultura tecnológica con repercusión en la vida diaria y donde los sujetos enfrentan situaciones que generan más incertidumbres que certezas, la educación se replantea pasando de un criterio de oferta -lo que la escuela ofrece a la sociedad- a un criterio de demanda -lo que la sociedad requiere de la educación.

Al respecto, la condición central de los sujetos que deberán manejarse en un futuro caracterizado por la incertidumbre es su condición de competentes, esto es de seres humanos capaces de resolver los problemas que enfrentan cada uno de ellos y la sociedad en su conjunto. Es decir, serán sujetos que posean competencias, entendiendo por tales a las capacidades agregadas y complejas para desempeñarse en los diferentes ámbitos que hacen a la vida humana. Así, el concepto de competencia recupera la centralidad del "saber, saber hacer y saber ser", como expresión síntesis de la formación integral de la persona humana en atención a lo que la sociedad demanda a la educación.

Desde esta perspectiva, si bien todas las personas poseen algún nivel de competencia, una buena experiencia escolar es uno de los únicos caminos posibles para elevar ese nivel a través de una acción planificada y sistemática, orientada en esa dirección. La escuela del siglo XXI sólo servirá si se constituye en un camino para ello.

La competencia que orienta el trabajo pedagógico en el área de Ciencia, Tecnología y Ambiente es la siguiente:

"Interviene eficazmente en el cuidado de la salud y la conservación del medio ambiente, demostrando responsabilidad, acuciosidad y habilidad para el manejo de la información científica y tecnológica sobre los procesos naturales y tecnológicos que afectan al hombre y a los diversos ecosistemas existentes en el país."

LOS NUEVOS CONTENIDOS EN EL DISEÑO CURRICULAR DE EDUCACIÓN SECUNDARIA

La inclusión de tres tipos de contenidos (conceptuales, procedimentales y actitudinales) no es simplemente una ampliación caprichosa de los contenidos-conocimientos, sino que claramente indica un cambio de perspectiva, que en el caso de las ciencias se puede detectar revisando la evolución sufrida por la enseñanza de las ciencias en las últimas décadas.

Antes de los años 60, los conceptos, leyes y teorías científicas constituían, fundamentalmente, el objetivo y el objeto primordial de la enseñanza. En esa década, la influencia del positivismo hizo que el énfasis se pusiera casi por completo en los procesos de la ciencia, donde el método científico pasó a ser el eje central de la enseñanza que recibían los alumnos.

Actualmente, estas dos faces en la evolución de la enseñanza de las ciencias son recogidas en el nuevo diseño curricular, añadiéndose, además, las actitudes. El interés por incluir las actitudes es una forma de responder al para qué de la enseñanza de las ciencias, a la contextualización del conocimiento científico en la realidad actual.

Las actitudes siempre han sido objeto de preocupación por parte de los profesores e investigadores de la didáctica de las ciencias. En 1984, Schibecci hace una revisión de los trabajos publicados hasta ese momento acerca de las actitudes, dividiendo las mismas en actitudes científicas y actitudes hacia las ciencias. Las primeras (cuestionamiento de lo obvio, necesidad de comprobación, de rigor y de precisión, apertura ante nuevas ideas, etc.) aparecen claramente explicitadas en los currículos de ciencias, mientras que las segundas pertenecen al campo de las estrategias metodológicas que el profesor utiliza. La preocupación demostrada al observar que las actitudes de los alumnos hacia la ciencia van deteriorándose con los años de exposición a la enseñanza de esta es una llamada de atención para dar la importancia debida a estas actitudes que son básicas para un buen aprendizaje de las ciencias.

LAS RELACIONES CIENCIA, TECNOLOGÍA Y AMBIENTE Y LA NATURALEZA DE LA CIENCIA

El tratamiento de la educación científica debe considerarse de una manera amplia, de modo que abarque: por un lado, la naturaleza de la ciencia, y por el otro, sus implicancias tecnológicas y ambientales.

En lo que respecta a la naturaleza de la ciencia, es importante que la educación científica oriente a los alumnos a superar el paradigma de que la palabra científico es sinónimo de incuestionable, que sus leyes y teorías son auténticos dogmas y que la ciencia representa la verdad absoluta. Por ello, debe presentarse una ciencia que históricamente implica la búsqueda permanente de respuestas a los hechos y procesos de la vida y su entorno. En ese sentido, el entendimiento científico no progresa por acumulación de conocimientos sino por cambio de paradigmas (Khun, 1971).

Con relación a las influencias entre la ciencia, la tecnología y el ambiente, constituye un acierto su incorporación. Aunque tradicionalmente la ciencia aplicada ha estado presente en las aulas con mayor o menor peso, su impacto en el ambiente natural y social no ha sido muy explícito. Se deben presentar las relaciones entre la ciencia y la tecnología mostrando cómo los avances en la tecnología impulsan el desarrollo científico, y viceversa (por ejemplo, el uso del telescopio de Galileo, el descubrimiento de nuevos elementos químicos en función de la invención de nuevas técnicas, las diversa aplicaciones del láser, la técnica de la clonación, etc.), pero sin olvidar que tanto el trabajo científico como el tecnológico se realizan en un medio social y con unos condicionamientos humanos, políticos, ideológicos y económicos; y que la aplicación del conocimiento científico y tecnológico siempre trae consigo cambios en el medio ambiente natural. Algo similar debe hacerse en el tratamiento de la historia de la ciencia, presentándola en forma contextualizada y dejando de lado lo meramente anecdótico.  

En un intento de presentar una nueva forma de abordar el estudio de las ciencias en la escuela, el nuevo diseño curricular traza algunas rutas denominadas Componentes:

·    Mundo viviente y tecnología: Centra el estudio de los seres vivos, empezando por el propio ser humano y siguiendo hacia las principales formas vivientes de los cinco reinos naturales. Pone especial énfasis en como la intervención humana está provocando cambios profundos en ellos, incluyendo en la propia vida humana.

·        Entorno natural y tecnología: Centra el estudio en las diversas formas de materia y energía y de cómo el hombre las ha convertido en recurso para satisfacer sus necesidades de todo orden.

·     Macro-micro cosmos y tecnología: Centra el estudio en la dinámica del hombre para controlar los fenómenos del mundo macro y del mundo micro ante quiénes se muestra muy vulnerable y desafía su creatividad.

·        Transformaciones de la energía y la tecnología: Centra el estudio en cómo el hombre ha comprendido el manejo de las transformaciones energéticas

·       Transformaciones de la materia y la tecnología: Centra el estudio en cómo el hombre ha comprendido el manejo de las transformaciones de la materia.

 NUEVOS CONTENIDOS CIENTÍFICOS

La investigación científica y tecnológica en las últimas décadas ha incrementado considerablemente los conocimientos científicos. Aun cuando está lejos de toda posibilidad adaptar totalmente este avance al medio escolar, en cada revisión curricular se incorporan nuevos conocimientos, según la importancia que tenga en la sociedad.

En el nuevo diseño curricular aparecen nuevos contenidos científicos. Entre ellos, es interesante destacar: la hidroponía, la apicultura, los agujeros negros, los quásares, lluvia ácida, efecto invernadero, aerosoles, capa de ozono, proyecto Genoma Humano, la física de partículas y altas energías, los campos unificados, la física del caos, la teoría de los fractales, semiconductores, microchips, superconductores, fibras ópticas, microondas, computadoras y robótica.

NUEVAS ORIENTACIONES METODOLÓGICAS

Ante todo, se busca impulsar la actividad mental de los alumnos de modo que su aprendizaje sea consciente.

Ello implica partir de los conocimientos previos de los alumnos, generarles conflictos cognitivos, aprendizajes significativos y ejercicio de la metacognición.

Para ello se sugiere una estrategia que haga converger el trabajo en la investigación de situaciones problemáticas, lo que activa su motivación, centra su atención y lo lleva a plantear hipótesis de trabajo, a organizarse y diseñar una estrategia para la búsqueda de la información necesaria en una variedad de fuentes, a compartir sus puntos de vista y contrastarlos con la de los expertos y a extraer sus propias conclusiones, algunas serán respuestas válidas y otras quizás sean nuevas preguntas que lo llevaran a preservar en la búsqueda.

ALGUNAS REFLEXIONES FINALES

En el marco de esta exposición quisiera dejar planteadas algunas preocupaciones e inquietudes que promuevan la reflexión conjunta y el debate en torno a aspectos sobresalientes que emergen de lo aquí tratado y cuyas implicancias presumen riesgos en un contexto de cambio.

a)    ¿Es posible pensar una escuela centrada en el desarrollo de competencias que no se sustente sólo en los saberes y su transmisión y en un cuerpo docente hábil, formado en el dominio de los conocimientos y las estrategias para abordarlos con alumnos de diferentes niveles de competencias?

b)    ¿Es factible impulsar una escuela centrada en el desarrollo de competencias que no contextualice los conocimientos científicos y tecnológicos y un sistema educativo homogeneizador y fiscalizador?

c)    ¿Es posible proyectar un desarrollo sustentable para nuestro país sin una escuela que recupere su función social central y un Estado que garantice la distribución equitativa del conocimiento?

Esta etapa demanda esfuerzos de profundización de los procesos de cambio educativo iniciados y en el fortalecimiento de instituciones educativas para afrontar los cambios planteados.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Kuhn, T. S., 1971, La estructura de las revoluciones científicas, México, Fondo de Cultura Económica.

Lanza, Hilda M, 1996, "Los ámbitos de aplicación de las competencias: ¿Competencias para la vida?", Brasil, Ponencia para el Seminario Internacional sobre medición y estándares en educación, UNESCO/OREALC.

Martín-Díaz, Jesús y Bacas, Pilar, 1996, "El currículum actual en ciencias y la incorporación de nuevos temas", en Rev. Alambique Nº 10, p. 11-28.

MED-UDCRESS, 1998, Diseño Curricular Básico para Educación Secundaria, Lima, MED.

Nieda, Juana y Macedo, Beatriz, 1997, Un currículo científico para estudiantes de 11 a 14 años, Santiago, OEI.

Quineche, Daniel, 2000, Currículo por competencias, Lima, CECOSAMI. Lima, 07/02/2000.



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