Daniel Quineche Meza, 29 de junio de 2008.
No hace mucho, los voceros del gobierno volvieron a anunciar el inicio de una reforma curricular en la Educación Básica.
Inmediatamente surgió la pregunta ¿por qué?. Hay algún estudio de evaluación de los resultados de la aplicación del último Diseño Curricular Nacional. ¿Tiene el gobierno actual algunas razones de peso para plantearse otra vez la reforma del currículo?, ¿No será que otra vez surgen algunas presiones de intereses diversos que están susurrándole al oído lo que debe hacerse?
Quizás está tomando como referencia los resultados de la aplicación de pruebas estándares a muestras de estudiantes. Resultados, por cierto, nada agradables. Sin embargo, ¿esos resultados son el resultado directo del currículo escolar? Si así lo fuera todávía cabe preguntarse: ¿de cuál currículo? ¿del currículo normativo, del currículo real o del currículo oculto?.
Las limitaciones del Ministerio de Educación salen a la vista porque precisamente la oferta educativa la han constreñido al currículo. Cada vez que se habla de mejorar la calidad de la educación se mira instintivamente al currículo.
El abordaje de la calidad educativa pasa necesariamente por revisar profundamente la calidad de la oferta educativa que se propone desde las diversas instancias que señala la ley: las instituciones educativas, las Regiones y el Ministerio.
En esa línea, centremos la reflexión, por ejemplo, en la Educación Secundaria y planteémonos las siguientes preguntas:
1. ¿Qué oferta educativa Secundaria necesita el país de cara a la lógica de desarrollo económico adoptado desde el '90?
2. ¿Qué oferta formativa Secundaria necesita el país como respuesta a la diversidad de escenarios socio-culturales que tiene?
3. ¿Qué oferta formativa Secundaria hay que implementar en el país cuando se tiene un sistema educativo mutilado donde los jóvenes tienen que dar casi un salto al vacío porque después de la Básica está la tentación de la Superior? En el Perú no existe la nueva Educación Media o Secundaria (Bachillerato para otras latitudes).
4. ¿La oferta formativa Secundaria sólo se puede constreñir a oferta curricular? Lo curricular es sólo una dimensión de la vasta problemática que tiene la Secundaria.
5. ¿Cómo debe ser la oferta formativa Secundaria como parte de la Educación Básica? Esta mirada implica su obligada articulación con la Primaria y la Inicial?
6. ¿Qué cambios implica la nueva oferta formativa Secundaria en las prácticas de los profesores y profesoras, particularmente de los que están en servicio? El diálogo es y debe ser con todos los actores implicados en la formación continua del profesorado y no sólo con los irresponsables de la formación inicial (Decanos de las Facultades de Educación de las Universidades).
7. ¿Qué enseñar o qué aprender en la Secundaria? A estas alturas nadie discute de la pertinencia del desarrollo de capacidades (dimensión psicológica del aprendizaje) y de las competencias (dimensión fáctica de los aprendizajes). La reflexión está en otro campo: la selección de los contenidos (conocimientos) mínimos que debe contener el currículo.
8. ¿Qué otros actores sociales son importantes en la mejora de la Educación Secundaria, además de la oferta ministerial. Acaso ya no es tiempo de pensar en el papel de la sociedad, de las instituciones sociales, de las empresas, de los gremios laborales, de las familias, de los medios de comunicación social, etc. La escuela, con su reducido espacio, limitado tiempo y escasos recursos, ya no es suficiente para asegurar la formación integral planteada y reclamada hace mucho por preclaros maestros.
9. ¿La Secundaria es sólo una oferta formativa para los adolescentes? Los adolescentes son un segmento poblacional que necesariamente debe transitar por esa trayectora formativa. Pero, desde que la Secundaria es parte de la Básica, tiene que ser pensada no sólo para los adolescentes sino para otros segmentos poblacionales que la requieren como parte de su educación básica.
Por ahora sólo son interrogantes. El desafío es empezar a buscar respuestas. No sólo buscarlas en el pensamiento sino llevarlas a la práctica. Espero encontrarme en el camino con muchos de ustedes amigos y amigas maestros y maestras.
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