Daniel Quineche Meza
Lima 9/10/2022
Corría el
primer bimestre del primer año y de repente el Auxiliar me llama a un aparte y dice que me ha elegido brigadier del aula. Según sus palabras, el brigadier
cumplía la función de apoyo al Auxiliar en el control de la asistencia diaria y
de la disciplina (comportamiento) de los alumnos en el aula, y también de apoyo
al profesor durante las clases, alcanzarle la mota y las tizas. Como no se
daban pautas más precisas para cumplir con esta función, el resto tuve que
aprenderlas en la práctica cotidiana.
Los
problemas observados en las escuelas relativos al comportamiento de los
estudiantes, por ese entonces, fueron tratados mediante el control y la
represión o castigo. El control se refería a dar cuenta precisa a la autoridad
escolar de quién o quiénes mostraban esa “mala” conducta; lo que obligaba a
ampliar el campo de detección con el auxilio de los mismos escolares como el brigadier
de aula y, de esta manera, la autoridad escolar podía imponer la sanción
correspondiente. Se esperaba que, con esta medida, basada en el miedo al
castigo, incluso físico, obligaría a los estudiantes a cambiar su conducta
ajustándose a las normas de la escuela.
Detrás de esta
medida disciplinaria estaba el supuesto de que la escuela era un centro similar
a un cuartel policíaco-militar (Foucault, 1975, dice: El siglo XIX inventó, sin
duda, las libertades: pero les dio un subsuelo profundo y sólido — la sociedad
disciplinaría de la que seguimos dependiendo). En la actualidad, esta
concepción se viene dejando de lado asumiendo que es preferible el
fortalecimiento de las conductas adecuadas antes que la represión y castigo de
las conductas inapropiadas. Así, la disciplina escolar hoy se entiende como el
conjunto de normas que regulan la convivencia en la escuela. El “reglamento
interno”, que regula el comportamiento exclusivo de los estudiantes, está dando
paso al “Manual de convivencia”, que establece normas que contribuyan a la
convivencia de todos los que conforman la escuela (Márquez y colab. 2007)
Esta
experiencia de brigadier, en lo personal, la aproveché para el fortalecimiento de
mi persona pues puse mayor empeño en los estudios, lo que me llevó a ocupar el
primer puesto, con diploma incluido, ese primer año de la secundaria.
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