domingo, 21 de agosto de 2022

LOCAL ESCOLAR DE ARENA

 Daniel Quineche Meza

Lima, 16 de agosto de 2022

La matrícula en la Secundaria fue sólo un trámite porque mi buen rendimiento escolar de la Primaria así lo ameritaba. Ahora era alumno de la GUE Luis Fabio Xammar, colegio de gran prestigio en la localidad.

Sin embargo, de GUE sólo tenía ese nombre porque la realidad era que carecía de un local escolar propio y recibía a los alumnos hasta en dos casas adaptadas para esa función (en las calles, Bolívar y Alfonso Ugarte, respectivamente). Creo que las autoridades locales pidieron esa designación con la esperanza de que le construyan un local escolar decente (Mediante el Decreto Supremo Nº 66, de 11 de diciembre de 1963, el colegio fue elevado a la categoría de Gran Unidad Escolar), aspiración que se alcanzó recién unos años más adelante.

El terremoto del 17 de octubre de 1966, que en Huacho tuvo una intensidad de VIII (Escala de Mercalli), puso en evidencia las fallas estructurales del recién estrenado local del Xammar en la Panamericana Norte. Ese año las secciones de tercero, cuarto y quinto año habíamos ocupado ese “moderno” local de dos pisos. Gracias a que ese día la dirección del plantel nos había concedido un “Día libre” (asueto) en reconocimiento de que el equipo de fútbol logró el campeonato escolar local, cientos de estudiantes salvamos la vida. Después del sismo, que ocurrió a las 4:40 de la tarde, contemplamos absortos la destrucción casi completa del edificio. El tanque de agua había caído sobre las aulas de quinto año, con el peso de la segunda planta, las grandes ventanas del primer piso se habían doblado y los vidrios volados como balas, las escaleras destruidas, las columnas y paredes se desmoronaban como arena. Este local fue declarado inhabitable.

El resto del año escolar de cuarto y el siguiente, quinto, lo terminamos en aulas prefabricadas, levantadas en el campo deportivo.

Aún hoy, es muy difícil librarse de los actos corruptos que envuelven a la construcción de locales escolares en el Perú por parte del Estado.


miércoles, 10 de agosto de 2022

FORMACION PROFESIONAL TÉCNICA Y CURRÍCULO POR COMPETENCIAS*

 Daniel Quineche Meza

13/07/2001

El nuevo escenario del mundo, la globalización, donde los circuitos de la producción, el comercio y la comunicación diluyen las fronteras de los países bajo la influencia creciente de la ciencia y la tecnología, ha planteado la modificación de las estrategias de desarrollo de los países más pobres.

Productividad, competitividad y sostenibilidad son los nuevos paradigmas bajo los cuales se comienzan a rediseñar las estrategias para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Pero el logro de una mejor calidad de vida no solo depende de los esfuerzos que hagan los Estados con medidas de promoción económica, laboral y social, sino que son los propios ciudadanos que deben alcanzarla gracias a su empleabilidad; es decir, antes que tener un trabajo estable lo que se vislumbra es la posibilidad de estar empleado permanentemente. Esta condición solo es posible de cumplirse si los trabajadores son competentes en el campo laboral.

En esta perspectiva, los sistemas de formación profesional técnica en América Latina y algunas experiencias piloto en nuestro país (FORTE-PE, AECI, CAPLAB, entre otras) han empezado a rediseñar los planes de estudio en torno a las competencias laborales.

Este cambio no solo afecta a los objetivos y contenidos educacionales sino también a las condiciones pedagógicas y organizacionales para garantizar el logro de estos.

En cuanto a las condiciones pedagógicas, significa que los docentes no solo deben mejorar lo que vienen haciendo, sino que deben cambiar la manera de hacerlo. Ahora, además de enseñar, también deben ayudar a aprender, orientar sobre el rol de la carrera que han elegido, trabajar en equipo, desarrollar la inteligencia emocional, etc.

En cuanto a las condiciones organizacionales, directivos y docentes deben crear un clima institucional caracterizado por su disciplina, disposición a compartir y a aprender permanentemente. Esto implica, por un lado, la atención a los estudiantes debe darse desde una perspectiva de equipo interdisciplinario y, por el otro, su relación con el entorno productivo debe asegurar la provisión de experiencias de aprendizaje que el propio centro formador no puede ofrecer.

Sin embargo, los cambios en el sistema formativo no serán suficientes si el sistema productivo y laboral del país no se dinamizan en la misma dirección. Así, por ejemplo, la formación de técnicos en industrias alimentarias debe ir de la mano con una clara y decisiva política de Estado para impulsar el desarrollo de auténticas industrias en este campo. La persistencia de trabajo artesanal, empírico y precario, y de la industria transnacional, de trabajo muy especializado, no alientan la formación técnica.

La formación profesional técnica basada en el enfoque por competencias será una alternativa viable solo en el marco de una política de Estado que promueva el desarrollo de las fuerzas productivas y empresariales, y que impulse además acciones hacia la apertura de los mercados internacionales a los productos peruanos.


*Comentario presentado en el Primer Congreso Nacional de Educación Profesional Técnica, realizado en Lima, del 12 al 14 de julio de 2001.