miércoles, 10 de agosto de 2022

FORMACION PROFESIONAL TÉCNICA Y CURRÍCULO POR COMPETENCIAS*

 Daniel Quineche Meza

13/07/2001

El nuevo escenario del mundo, la globalización, donde los circuitos de la producción, el comercio y la comunicación diluyen las fronteras de los países bajo la influencia creciente de la ciencia y la tecnología, ha planteado la modificación de las estrategias de desarrollo de los países más pobres.

Productividad, competitividad y sostenibilidad son los nuevos paradigmas bajo los cuales se comienzan a rediseñar las estrategias para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Pero el logro de una mejor calidad de vida no solo depende de los esfuerzos que hagan los Estados con medidas de promoción económica, laboral y social, sino que son los propios ciudadanos que deben alcanzarla gracias a su empleabilidad; es decir, antes que tener un trabajo estable lo que se vislumbra es la posibilidad de estar empleado permanentemente. Esta condición solo es posible de cumplirse si los trabajadores son competentes en el campo laboral.

En esta perspectiva, los sistemas de formación profesional técnica en América Latina y algunas experiencias piloto en nuestro país (FORTE-PE, AECI, CAPLAB, entre otras) han empezado a rediseñar los planes de estudio en torno a las competencias laborales.

Este cambio no solo afecta a los objetivos y contenidos educacionales sino también a las condiciones pedagógicas y organizacionales para garantizar el logro de estos.

En cuanto a las condiciones pedagógicas, significa que los docentes no solo deben mejorar lo que vienen haciendo, sino que deben cambiar la manera de hacerlo. Ahora, además de enseñar, también deben ayudar a aprender, orientar sobre el rol de la carrera que han elegido, trabajar en equipo, desarrollar la inteligencia emocional, etc.

En cuanto a las condiciones organizacionales, directivos y docentes deben crear un clima institucional caracterizado por su disciplina, disposición a compartir y a aprender permanentemente. Esto implica, por un lado, la atención a los estudiantes debe darse desde una perspectiva de equipo interdisciplinario y, por el otro, su relación con el entorno productivo debe asegurar la provisión de experiencias de aprendizaje que el propio centro formador no puede ofrecer.

Sin embargo, los cambios en el sistema formativo no serán suficientes si el sistema productivo y laboral del país no se dinamizan en la misma dirección. Así, por ejemplo, la formación de técnicos en industrias alimentarias debe ir de la mano con una clara y decisiva política de Estado para impulsar el desarrollo de auténticas industrias en este campo. La persistencia de trabajo artesanal, empírico y precario, y de la industria transnacional, de trabajo muy especializado, no alientan la formación técnica.

La formación profesional técnica basada en el enfoque por competencias será una alternativa viable solo en el marco de una política de Estado que promueva el desarrollo de las fuerzas productivas y empresariales, y que impulse además acciones hacia la apertura de los mercados internacionales a los productos peruanos.


*Comentario presentado en el Primer Congreso Nacional de Educación Profesional Técnica, realizado en Lima, del 12 al 14 de julio de 2001.


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